Rafael Salomón
Comunicador católico

El engaño


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La maldad no descansa. No cabe duda que, quienes se dedican a hacer el mal, buscan diferentes métodos para cometer sus acciones las cuales siempre tienen un solo propósito: engañar. El mal se especializa en engañar a la juventud, muchos de ellos están convencidos que podrán ganar dinero fácil, sin esfuerzo. Engañan a quienes buscan sentirse amados por unos billetes.



Es una constante, las mentiras están presentes en los negocios, en las relaciones, en la sociedad. Qué lejos estamos de la honestidad, parece que el colectivo social prefiere vivir en el engaño que aceptar la verdad. ¿Será que es más atractivo vivir en la mentira? Al parecer esto es una verdad. Las grandes empresas lo han normalizado, venden productos que literalmente son veneno para los consumidores, las leyes siempre tienen alguna trampa para no ser claras, ni exponer la verdad.

La mentira se ha normalizado y en muchos hogares se instaló para no “herir” y para no revelar la verdad. Quien habla con la verdad es mal visto, poco deseado y en algunos casos relegado. Hemos alcanzado niveles tan altos e intensos de mentira que, si los acontecimientos que vivimos no tienen tintes de engaño, entonces nos parecen poco atractivos.

persona sin rostro

Hablemos con la verdad

No sé, yo me he cansado de tantas mentiras, de todo aquello que suena tan atractivo para ser verdad, sé que va a surgir por algún momento lo que no se dijo, surgirá y saldrá a la luz la verdad. No existe una mentira que se sostenga por mucho tiempo; sin embargo, una mentira repetida puede volverse una verdad y eso es tan desmotivante y triste.

Seamos la generación que hablemos con la verdad y no permitamos que se normalice esta forma de mentir en todos lados, en las tiendas, en los medios de comunicación, en el barrio y principalmente en nuestras casas. Recordemos que escrito está “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Solo quien acepte a Jesús y sus enseñanzas, y siga su ejemplo, puede entrar en el hogar celestial de su Padre. Jesús explica: “Nadie puede llegar al Padre si no es por medio de mí”. Juan 14, 6

Iniciemos con un cambio sencillo, dejar de mentir y no permitamos que nos mientan. Tenemos que comenzar a hacer el cambio que requiere esta generación donde la mentira es una constante, hablar con la verdad y enfrentar la realidad, aunque no sea atractiva o nos muestre aquello que tal vez no queremos. Sin exagerar, sin falsear, será la forma en la que enfrentaremos nuestra vida, nada mejor que aceptar nuestra existencia sin florituras o sin elementos que nada aportan a la verdad.

¿Puedes imaginar una publicidad sin engaños? ¿Una ley sin recovecos? ¿Una negociación donde se hable de forma correcta acerca del artículo a ofrecer? Creo que todavía tenemos un largo camino en este tema y qué lejos estamos de hablar con la verdad en nuestra vida. Jesucristo lo sabía, es parte de nuestra esencia transformar la realidad para beneficiarnos de ella y obtener el mayor provecho, lo cual nos hace caer en el imperio de la mentira.