“Deseo que aprendan de Charles de Foucauld a tener esa experiencia de Dios que lo llevó a evangelizar con la presencia”. Con estas palabras, Francisco alentó esta mañana a los jóvenes de la diócesis francesa de Viviers a quienes recibió ayer en audiencia con motivo de su participación mañana en la macrocanonización que se celebrará mañana en la Plaza de San Pedro. Y es que el místico galo se ordenó como sacerdote en esta región gala en 1901 y dio sus primeros pasos como presbítero antes de partir para Argelia.
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El Papa elogió la entrega de Foucauld como “una forma discreta de evangelización, pero muy exigente”, en tanto que requiere “el testimonio de una vida coherente, es decir, verdaderamente conforme a las aspiraciones de todo hombre amado por Dios y llamado a algo que no sea un placer pasajero o una vida inmediata y visible”.
A partir de ahí, desde su gancho como pastoralista, invitó a las nuevas generaciones de creyentes a vivir la vida cristiana desde tres ‘e’ que fueron referentes para Foucauld: Evangelio, eucaristía y evangelización. Para el Papa, así se desarrolla “un programa de vida en la escuela de Cristo”. “Que vuestra oración se convierta en momento de elección en los cruces de la vida”, expresó un Francisco que presentó al ermitaño santo como un referente de la “fraternidad universal”.
