Aunque alguien por el título pueda creer que voy a hablar del programa televisivo que, he de confesar, nunca he visto, se equivoca y puede dejar de leer estas líneas porque me voy a referir a una cuestión bien diferente. Voy a comentar un libro que aunque no tiene una relación directa con la economía, su contenido nos enlaza a cuestiones importantes que nos ayudan a comprender el funcionamiento económico del sistema en el que vivimos. Me refiero a una de las obras del famoso filósofo coreano Byung-Chul Han: ‘La sociedad paliativa’.
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Este texto, corto como la mayoría de los de este autor, aunque denso y necesitado de una de lectura reposada y atenta, habla sobre la aversión al dolor que tiene nuestra sociedad. El autor llega a hablar de una “fobia al dolor, de un miedo generalizado al sufrimiento” (11). Estamos en una sociedad de la positividad, en la que la negatividad tiende a ser proscrita, dejada a un lado.
Una sociedad que nos impele a buscar siempre la felicidad, el estar bien, el sentirnos contentos con nosotros mismos. Para ello erigimos caminos que nos permitan adaptarnos a las situaciones negativas, no intentamos mejorarlas sino cambiarnos a nosotros mismos para acomodarnos a ellas y ser felices con lo que tenemos. La resiliencia se convierte en una capacidad clave que tenemos que cultivar.
Aquella persona que siente dolor aparece ante los demás como débil, como alguien que no es capaz de controlar sus emociones, de adaptarse a las circunstancias externas en las que le toca vivir. Por ello, vivir felices es una cuestión privada, no depende de las circunstancias sino de cómo nos posicionamos ante ellas. Existen entrenadores motivacionales que nos ayudan a no plantearnos si las cosas no son como deberían ser, sino a adaptarnos a ellas y vivir felices y acomodados a lo que nos rodea. Todo depende de nosotros mismos.
Entronizar el tener
Por ello nos convertimos en unos supervivientes. No se trata de cambiar el mundo o de mejorarlo, sino de saber adaptarse a lo que hay. “Todas las fuerzas vitales que tenemos se emplean para prolongar la vida” (29). Lo central es sobrevivir, es optimizar nuestra vida. No nos planteamos nada más con relación a los demás, sino que nos concentramos en lo nuestro, en aquello que nos permite seguir viviendo.
Y esto es una de las tragedias de nuestra sociedad, que se llena de personas que solamente están preocupadas por su propia supervivencia, por tener, por ganar, por estar, por mejorar y por adaptarse para no sufrir, para ser felices, para desterrar lo malo de sus vidas.
Su existencia se reduce a lo biológico y ahí, lo más importante es lo económico, porque esto es lo que nos permite sobrevivir, lo que nos proporciona lo que precisamos para la vida. La sociedad paliativa es una sociedad economicista, que entroniza el tener y lo pone en el lugar primordial de la vida olvidando muchas de las cosas importantes que esta tiene.