No por esperada deja de ser una extraordinaria noticia. El pasado 14 de junio, el Consejo de Ministros aprobó la declaración del Belenismo como Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial. Así lo recogió el Boletín Oficial del Estado (BOE) al día siguiente como Real Decreto 481/2022. “Este logro responde a un trabajo participativo, con varios años de recorrido, en el que han contribuido belenistas de todo nuestro territorio”, reconoce María Antonia Martorell Poveda, presidenta de la Federación Española de Belenistas, que ha sido la institución que inició el proceso en 2013, recogiendo los aportaciones de las asociaciones de Guipúzcoa, Barcelona o la propia Federación Catalana, entre otras.
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Antonio Basanta, sin duda el mayor coleccionista de belenes en España y uno de quienes mejor conoce su rica historia, también celebra el reconocimiento. “Es una gran noticia, pues supone el reconocimiento oficial, por parte del Estado español, de lo que muchos felizmente mantenemos desde hace años: que la manifestación centenaria del belén, su arraigo como una de nuestra mejores tradiciones en el sentido de legado recibido y por entregar de generación a generación, su valor artístico, histórico, religioso, antropológico, folclórico y simbólico constituye, sin duda alguna, uno de nuestros más preciados patrimonios. Sin el que sería difícil explicar nuestra identidad y continuidad como pueblo”.
El pasado 5 de enero, el BOE ya recogió la resolución del Ministerio de Cultura por la cual iniciaba el expediente que culmina con la decisión del Consejo de Ministros, fundamental para proseguir con la candidatura como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Letizia Arbeteta Mira, además de ser una autoridad en el belén histórico, es una de las primeras personas que comenzó hace, al menos quince años, a hablar de esta posibilidad: “Es el paso previo para que la Unesco acepte la candidatura a nivel internacional, que es la que falta. Yo en su día consulté el tema y, desde el Ministerio de Cultura, me dijeron que era posible. Era necesario que, al menos, dos comunidades autónomas lo declararan Bien Inmaterial, mucho mejor porque ha sido el Estado. Ahora que además del interés popular queda claro que hay también un interés oficial, que el Estado se ha hecho eco, hay que llevarlo a la plaza internacional”.
España, la eterna candidata
No será fácil, como advierte Arbeteta: “España tiene muchas candidaturas y es uno de los países que más protección de elementos tiene. La Unesco últimamente trata de hacer un poco de reparto y favorecer a países que presentan candidaturas por primera vez o tienen muy pocas. En este sentido, tendrá más prioridad si el proyecto es transnacional. Por ejemplo, de Alemania, Austria, Francia, Italia y Polonia.
Y por qué no extenderlo incluso a países americanos, como México. Así, sí creo que podría funcionar”. En 2013, ya lo expuso durante el Simposio Internacional Belenista celebrado en Sitges (Barcelona). De hecho, la Universalis Foederatio Praesepistica (UN-FOE-PRAE), federación internacional de belenistas, anunció ese mismo año que iniciaría esa vía trasnacional. La decisión, sin embargo, hay que tomarla ahora: si España va sola o junto a otros países.