Redactor de Vida Nueva Digital y de la revista Vida Nueva

¿Existe realmente un papado en la sombra?


Compartir

El libro

El periodista italiano Massimo Franco, fuertemente vinculado al popular periódico Corriere della sera, acaba de publicar ‘Il monastero. Benedetto XVI, nove anni di papato-ombra’ (‘El monasterio. Benedicto XVI, nueve años de papado en la sombra’), publicado por la editorial Solferino el pasado mes de abril. El monasterio al que se refiere el periodista no es otro que el Mater Ecclesiae del Vaticano, al que Ratzinger se retiró tras unas obras de acondicionamiento.



Franco analiza lo que ha ocurrido en torno al habitante de este monasterio desde que renunciara al papado en 2013, especialmente en lo que se refiere a los equilibrios y desequilibrios que salpican y condicionan la misión de Francisco al frente de la cátedra de San Pedro. Y es que, con el paso del tiempo, en torno a este desconocido monasterio, los rezos de las monjas han sido sustituidos, en unas cuantas ocasiones ya, por un refugio de quienes se oponen a las reformas de Bergoglio. Mientras el apartamento papal del Palacio Apostólico sigue vacío y desvencijado, quedan por resolver muchos flecos sobre la renuncia de un Papa.

Lo interesante de esta obra es que por primera vez se ofrece la versión de cómo se vive desde el monasterio esta polaridad que ha ido surgiendo en torno a Santa Marta y Francisco y la figura del papa emérito a partir de sus intervenciones, visitas y portavoces oficiosos. Y es que, en muchos casos, el monasterio se ha convertido en ese sitio que, como dijo el cardenal Gerhard Müller, es “donde va a curarse la gente herida por Francisco, y son tantos…” frente a los politiqueos de los pasillos de Santa Marta. Ahora que Benedicto XVI ya ha pasado más tiempo como pontífice emérito que en ejercicio es interesante hacer un repaso a como, tras cuatro años de cierta serenidad e invisibilidad de Ratzinger, el monasterio empezó a ser un insistente punto de referencia para los críticos con Francisco –incluyendo aquellos a los que no les cabía en la cabeza que un Papa pudiera bajarse de la cruz en pleno ejercicio del ministerio petrino–.

La armonía se rompe por episodios como los que se repasan en el libro, desde dentro del monasterio, como el prólogo ‘fake’ a la colección de libros sobre la teología de Francisco. Después de eso, seminaristas, monseñores y estudiosos han tratado de evidenciar que en el emérito han encontrado una brújula ante las perplejidades que les dejaba el pontificado de Bergoglio. Luego vendría la acogida a los críticos con ‘Amoris laetitia’ e incluso llega a hablarse de un lobby en torno a Ratzinger.

Benedicto Xvi Banco

El secretario

Para quien sigue más o menos de cerca la información interna del Vaticano hay dos capítulos particularmente interesantes. Uno es el dedicado a las mujeres de esta “familia pontificia” –las cuatro consagradas ‘Memores Domini’ de Comunión y Liberación y la veterana secretaria Birgit Wansing, que reside en una comunidad de Schoenstatt en Roma– y otro el dedicado a “don Georg”. El secretario Gänswein no es solo un secundario de lujo en esta historia de la renuncia de Benedicto XVI. Comenzando por su retiro –nunca solicitado– como prefecto de la Casa Pontifica y pasando por su papel en la edición del libro del cardenal Robert Sarah sobre los presbíteros que se presentaba escrito “a cuatro manos”, el monseñor queda retratado como alguien “poco transparente o, por lo menos, no muy eficaz”.

Más allá de estos sucesos bastante conocidos, el libro describe otras cuestiones como el simbolismo de detalles como el uso de las llaves del apartamento del prefecto en el Palacio Apostólico por parte de Gänswein, las cartas anónimas de acoso contra el arzobispo alemán o como, finalmente, al tener que elegir entre “dos señores”, Georg Gänswein siempre elegiría a Ratzinger antes que a Francisco. Quizá esta sea la verdadera sombra alargada de un pontificado que se resigna a concluir.