Iglesia entre bellas rejas

(Juan Rubio– Director de Vida Nueva)

Las cámaras que acercaron la misa de clausura del Congreso Eucarístico Nacional de Toledo presentaron una imagen de Iglesia encerrada entre rejas; bellas, sí, pero rejas al fin y al cabo. La filigrana de Villalpando cerraba un hortus conclusus a lo Cernuda, en el que se movían cardenales, arzobispos, obispos, canónigos, sacerdotes y seminaristas. Estaban encerrados en el presbiterio, separados de los laicos y de los religiosos. Cuando alguno de éstos entraba para hacer la lectura o la ofrenda, un clérigo lo acompañaba, por si se extraviaba. Y en el centro, la custodia de Arce, sin el Señor, descollando delante del altar, auténtico centro celebrativo sustraído a la mirada de los fieles. Espectáculo desafiante en tiempos de penuria. Presidiendo, el cardenal Sodano, representante de una manera cuestionada de hacer las cosas. Sentí pena. Me sacó del rubor el programa “Pueblo de Dios” y la experiencia que contaba de los combonianos en Uganda. Acabé el día gozando con la lectura de Más grandes que el amor, libro que me firmó esa mañana en la Feria del Libro Dominique Lapierre. Toda la grandeza de Teresa de Calcuta en sus páginas. Una Iglesia sin rejas, abierta a los pobres.

Publicado en el nº 2.710 de Vida Nueva (del 5 al 11 de junio de 2010).

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