¿Puede la fe cristiana ayudar a salvar el planeta? Para Francisco, sí

“El fenómeno del cambio climático se ha convertido en una emergencia que ya no queda al margen de la sociedad”

¿Puede la fe cristiana ayudar a salvar el planeta? Para Francisco, sí

Ha hablado de ello en innumerables ocasiones durante su pontificado, dando en Laudato si’, incluso, una hoja de ruta para ocuparse del medio ambiente desde la fe. Y, hoy, el Papa ha vuelto a subrayar que la fe cristiana “ofrece una contribución particular” a la lucha contra el cambio climático. Así lo ha afirmado en su mensaje a los participantes en la conferencia promovida por la Pontificia Academia de Ciencias sobre el tema ‘Resiliencia de las Personas y los Ecosistemas bajo el Estrés Climático’, que se desarrolla en Casina Pio IV los días 13 y 14 de julio. 2022.



“El fenómeno del cambio climático se ha convertido en una emergencia que ya no queda al margen de la sociedad”, ha señalado Francisco, quien considera que “hoy en día nos enfrentamos a dos desafíos: disminuir los riesgos climáticos mediante la reducción de emisiones y ayudar y permitir que las personas se adapten a los cambios climáticos que empeoran progresivamente”.

“Estos desafíos”, continúa en el mensaje, “nos llaman a pensar en un enfoque multidimensional para proteger tanto a las personas como a nuestro planeta“. Algo sobre lo que la fe tiene mucho que decir, ya que pone en su visión a Dios como creador de la Casa Común y al hombre como su guardián.

Gratitud por la creación

“Cada uno de nosotros debe preguntarse qué tipo de mundo queremos para nosotros y para los que vendrán después de nosotros”, ha instado el Papa. Una pregunta cuya respuesta pasa, inexorablemente, por una “conversión ecológica”, y que “exige un cambio de mentalidad y un compromiso de trabajar por la resiliencia de las personas y los ecosistemas en los que viven”.

“Esta conversión tiene tres elementos espirituales importantes que les ofrecería para su consideración”, ha señalado el Papa: “La primera implica la gratitud por el don amoroso y generoso de Dios de la creación. El segundo llama a reconocer que estamos unidos en una comunión universal entre nosotros y con el resto de las criaturas del mundo. El tercero implica abordar los problemas ambientales no como individuos aislados sino en solidaridad como comunidad”.

En este sentido, Francisco ha afirmado que “se necesitan esfuerzos valientes, cooperativos y con visión de futuro entre los líderes religiosos, políticos, sociales y culturales a nivel local, nacional e internacional para encontrar soluciones concretas a los graves y crecientes problemas que enfrentamos”. Y es que “al trabajar juntos, los hombres y mujeres de buena voluntad pueden abordar la escala y la complejidad de los problemas que tenemos ante nosotros, proteger a la familia humana y el regalo de Dios de la creación de los extremos climáticos y fomentar los bienes de la justicia y la paz”.

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