“Hay una interdependencia evidente entre los atentados contra la paz y su incidencia en la casa común, en el orden de la Creación”. Así lo afirman los obispos de la Subcomisión de Acción Caritativa y Social en su mensaje con motivo de la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, que se celebrará el próximo 1 de septiembre. ‘Crisis energética, paz y cuidado de la creación’ es el título que encabeza el texto que firman los obispos de esta Subcomisión.
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“Cuando ya estaba naciendo un cierto consenso para afrontar los problemas de fondo de la humanidad en el orden energético y en el orden alimentario, con la guerra se ha puesto en peligro el equilibrio en la disponibilidad de recursos alimentarios para numerosas poblaciones que dependen de los graneros sometidos a la violencia del conflicto y, sobre todo, están en riesgo alimentario importantes poblaciones de los países más pobres, pues son preferentemente esos países los que se están viendo especialmente afectados por las múltiples crisis sanitarias, geopolíticas y climáticas”, lamentan los obispos.
En este sentido, recuerdan que “tanto el papa Francisco, como la doctrina social de la Iglesia nos muestran la necesidad de vincular el cuidado de la Creación y el fortalecimiento de la fraternidad en cuestiones que son esenciales para la vida de las familias y su supervivencia en bastantes ocasiones”.
La contribución de los cristianos
Asimismo, los prelados señalan que, en el mensaje del Papa para esta jornada, “se nos ha recordado que las soluciones son complejas y requieren no solo de la innovación tecnológica y la adecuada financiación, también del diálogo político“.
“Pensábamos hasta hace poco que ese diálogo se había conseguido y nos encaminábamos hacia un continente en el que la protección del medioambiente y la paz eran metas a conseguir“, concluyen. “Sin embargo, la situación en la que nos encontramos ahora, nos hace ser más cautos y nos empuja a recordar que tanto la paz como el cuidado de las relaciones personales y entre las naciones siempre están amenazadas”.
Por este motivo, se trata de “una tarea que requiere de una atención constante y de una profundidad espiritual para poder sostenerse en el tiempo”, y, por ello, “quizás sea esta la contribución especial que los cristianos podemos hacer en el complejo panorama actual”.