Comparto en esta ocasión una reflexión aplicada desde nuestra vida marista, para el resto de nuestra Iglesia. Está siendo un verano difícil, aunque ya hemos vivido momentos parecidos antes. Es una época complicada para nosotros, maristas de Champagnat. Son varias las pérdidas de hermanos en pocos días. De la mano de estas pérdidas, por un lado, llega nuestro más sentido pésame por ello. Por otro, la alegría cristiana de saber y creer que ya gozan de la presencia del Padre, la cual han experimentado, de manera distinta, a lo largo de su vida.
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Primera pregunta: ¿nos podemos quedar ahí, en esos sentimientos? La respuesta es claramente: SÍ. Algunas personas lo harán, porque es lo que les surge de dentro y lo que en ellos encuentran. Esto es perfecto.
Al servicio de niños y jóvenes
No obstante, en el caso de que sintamos en primera persona la llamada de Dios para ponernos al servicio de los niños y los jóvenes, es importante ser conscientes de que ellos nos necesitan y de que a lo mejor hay un paso más que dar por nuestra parte, principalmente si a esto le añadimos que esto último fue lo que hicieron con nosotros, otros, la mayoría hermanos: atender nuestras necesidades en aquella niñez y juventud, ya vividas.
Segunda pregunta: ¿y si lo que hay en ti es una vocación marista, ya sea a través de la vida religiosa, para recordarnos con ella que todos somos hermanos y hermanas, o de la vida laical, inmersos en el mundo, para en él ser luz y ser sal?
La pérdida de estos hermanos nos genera a la vez tristeza, melancolía, por lo compartido con ellos, y también agradecimiento por lo mucho que nos han aportado y regalado en nuestra vida.
Darlo todo
Tercera pregunta: ¿y los jóvenes de estas generaciones? ¿Podrán decir ellos, pasadas una décadas, que hubo maristas, hermanos y laicos/as, que lo dieron todo por ellos en su acompañamiento y su seguimiento?
A poco que lo pensemos, en el resto de nuestra Iglesia, estamos viviendo la misma situación. Estamos viviendo la pérdida de muchos presbíteros, de religiosos, diáconos, por cuestiones lógicas de edad, de enfermedad, etc.
Devolver gratis lo recibido
Cuarta pregunta: ¿nos quedamos en la legítima tristeza por su pérdida y el agradecimiento por lo que nos han entregado gratis o hacemos una lectura desde Dios en clave de llamada para nosotros por ser Pueblo De Dios, por estar bautizados y estar marcados por el sello de un Amor De Dios que se nos invita a devolver gratis, porque gratis lo recibimos?
En el Evangelio del domingo del 7 de agosto, se nos dice alto y claro que el Reino De Dios nos ha sido regalado, ya nos ha sido dado. Él es el que está dispuesto a construirnos a nosotros, sí nos dejamos, como nos invita a pensar en su comentario del mismo el P. Serafín Béjar.
Con generosidad
Quinta pregunta: ¿no es este un buen momento en nuestro mundo, en nuestra Iglesia y en otras congregaciones, en el Instituto Marista, para decir SÍ con generosidad a lo que descubrimos que Dios nos pide?
Gracias, Hermanos, por la vida entregada. Gracias. Atrevámonos y digamos: SÍ. El mundo lo espera; los niños y los jóvenes lo necesitan.