Flor María Ramírez
Licenciada en Relaciones Internacionales por el Colegio de México

Repensarnos desde lo que afecta a nuestro bolsillo


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Las tasas disparadas de la inflación a nivel global anticipan varios efectos que tienen su impacto en el bolsillo de millones de personas colocándoles en el borde inferior de las mediciones de pobreza y en riesgo de una crisis alimentaria. Ante esta realidad desafiante que todos vemos y padecemos, no hay plan de recuperación que sea sostenible sin una reflexión solidaria de nuestro ser comunitario y colectivo.



Los datos más recientes reportan que es España enfrenta una inflación de alrededor del 10% reflejándose principalmente en el encarecimiento de los productos alimenticios. En México la inflación rondó un 8.15% en el mes pasado, mientras que en Argentina se reporta un 71% solamente en el mes de julio. Sin duda, no estamos viendo en estas cifras los efectos de la pandemia y la crisis de las cadenas de suministro, también se añade el factor de la guerra de Ucrania.

 

colaboración

Paradójicamente, hay expertos que señalan que puede tratarse de un efecto derivado del dinero que varios gobiernos inyectaron en sus planes de apoyo por la pandemia. Los economistas dicen que la inflación podrá seguir aumentando a nivel global en los próximos meses, siendo los precios del gas y del petróleo sus principales detonadores.

En medio de esta afectación a nuestros bolsillos, estamos viendo las consecuencias aceleradas del cambio climático que colocan en una posición de vulnerabilidad a comunidades enteras. Muchos fenómenos sociales de inconformidad surgen cuando hay un sentido de injusticia y hartazgo colectivo que se marida con la escazes y la desesperanza. Hoy más que nunca se hace necesario abordar las interconexiones entre economía, cambio climático, patrones de consumo y cohesión social. Estos fenómenos no solo requieren de un entendimiento complejo, sino también de cambios estructurales que se derivan de una toma de conciencia colectiva en la que cooperar es nuestra opción más viable.

En 2015, su Santidad hablaba de “Globalizar la solidaridad”. ¿Qué significa esto 7 años después?  hoy con mucha más fuerza significa “pensar en el aumento vertiginoso de los desempleados, las lágrimas incesantes de los pobres, la necesidad de retomar un desarrollo que sea un verdadero progreso integral de la persona que necesita ciertamente un ingreso, pero no sólo el ingreso. Pensemos en las necesidades de la salud, que los sistemas de bienestar tradicional ya no logran satisfacer; en las exigencias apremiantes de la solidaridad, poniendo de nuevo en el centro de la economía mundial la dignidad de la persona humana, como lo habéis dicho vosotros. Como diría también hoy el papa León XIII: para globalizar la solidaridad ‘es admirable y varia la fuerza de las doctrinas cristianas'”. [1]

 

[1] Discurso del Santo Padre Francisco a los representantes de la Confederación Italiana de Cooperativas. Sábado 28 de febrero de 2015.