¿Hay que creer siempre a las hermanas?


Compartir

El día 26 de agosto, el Parlamento español aprobaba la Ley de Garantía Integral de Libertad Sexual, más conocida como la ley del “solo sí es sí”. Una ley que, para unos –sus promotores–, es una de las más vanguardistas del mundo a propósito de la salvaguardia de los derechos de la mujer, mientras que, para otros –la oposición–, vulnera derechos o principios tan fundamentales como la presunción de inocencia y la igualdad ante la ley.



Esta ley tuvo su origen en un famoso caso de violación en grupo que se produjo en Pamplona, y que dio lugar a un famoso grito coreado en muchas calles de España: “Hermana, yo sí te creo”. Pues bien, un famoso caso bíblico en el que se aplicó este lema, aunque conllevaba una denuncia falsa –asunto este que también está teñido por la polémica, ya que hay cifras para todos los gustos–, lo tenemos en la historia de José.

La mujer de Putifar

En efecto, José, el penúltimo hijo de Jacob, primogénito de Raquel, la esposa favorita del patriarca, fue vendido por sus hermanos a unos mercaderes, que acabaron vendiéndolo a su vez en Egipto a Putifar, un cortesano del faraón y jefe de la guardia del faraón. Hete aquí que la mujer de Putifar se encaprichó de José, que “era de buen tipo y bello semblante” (Gn 39,6). De modo que, cierto día, trató de seducirlo: “Ella lo agarró por su vestido y le dijo: ‘Acuéstate conmigo’. Pero él, dejando el vestido en su mano, salió afuera y huyó” (v. 12). La mujer, mostrando el vestido de José ante sus criados, le acusó de haber querido acostarse con ella.

Irene Montero comparece ante la ComisiÛn de Igualdad del Congreso

“Ella mantuvo junto a sí el vestido hasta que volvió a casa su marido. Y le repitió la misma historia: ‘El esclavo hebreo que nos has traído ha venido a mí para aprovecharse de mí. Yo alcé la voz y grité, y él dejó el vestido junto a mí y huyó afuera’. Al oír el marido la historia que le contaba su mujer: ‘Esto y esto me ha hecho tu siervo’, montó en cólera, prendió a José y lo metió en la cárcel, donde estaban los presos del rey” (Gn 39,16-20).

El “hermana, yo sí te creo” de Putifar llevó a José a la cárcel. Esperemos que la ley recientemente aprobada no haga que varones inocentes, como José –que haberlos haylos–, acaben igual que él.