Los obispos de Haití aseguraron que en las diez diócesis que tiene el país no dejan de escucharse los gritos del pueblo haitiano, pues “la situación de pobreza e inseguridad que reina en todas partes muestra claramente que las autoridades de nuestro Estado no pueden conducir el país como debe ser“.
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Por ello, a través de un comunicado difundido entre los medios de comunicación, la Conferencia de Obispos de la Iglesia Católica en Haití pidió a las autoridades tomar decisiones importantes para lograr los cambios que la nación requiere: “Los tiempos son serios. La miseria es demasiada. Las personas necesitan vivir y tienen todo el derecho a vivir con respeto y dignidad”.
Por otro lado, agradecieron a quienes capacitan e informan a la población haitiana, aunque denunciaron a algunos locutores de radio que citan el nombre de la Iglesia Católica en el “nefasto acto del tráfico de armas“.
Algunos de ellos -explicaron- incluso amenazan “con hacer cosas malas en los edificios de nuestras iglesias, a nuestros sacerdotes y monjas, a nuestros colaboradores y en nuestras instituciones”.
Dejaron en claro que la Iglesia Católica no está involucrada en el comercio de armas. “Dejen de sembrar confusión y confusión en la mente de la población. La difamación y la calumnia son pecados graves. Empañan y matan la imagen y la reputación de las personas”.
Juntos de la mano
El documento, firmado por los diez obispos de Haití, recuerda que la misión de la Iglesia Católica es servir a todas las personas “en los cuatro rincones del país, tanto en las ciudades como en las zonas más remotas”.
“Estamos comprometidos no solo en la labor de anunciar la Buena Nueva y evangelizar a las personas, sino también en el campo de la educación, en el campo de la salud, en la promoción de la dignidad y los derechos humanos, en el desarrollo social y en toda clase de buenas obras de caridad, ayudar al pueblo haitiano dejándolos robar su esperanza en medio de la desesperación y la angustia”, añadieron.
Finalmente, enfatizaron que lo que está pasando en el país requiere que todos asuman la responsabilidad “con palabras coherentes y buenas acciones para ayudar a cambiar la cara del país arruinado. El deseo es que todos caminemos juntos, de la mano, por el camino correcto, el camino de la luz, la verdad, la justicia y el desarrollo”.
“Dios nos bendiga y salve a Haití, nuestro país. Que nos ayude a trabajar para salir de lo que somos. ¡Que nos ayude la Madre María, Notre-Dame de la Nativité!”.