Ha pasado algo más de año y medio desde que Mario Iceta se hiciera cargo de la archidiócesis de Burgos. Pero ha sido ahora, una vez clausurado el Año Santo de la Catedral y celebrada la Asamblea Diocesana, cuando el prelado ha hecho pública su primera carta pastoral, con el título ‘Iglesia en estado de misión’ y en la que repasa algunos aspectos de la vida social y eclesial por los que se siente particularmente interpelado.
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Estos aspectos, tal como ha subrayado el obispo “constituyen una llamada del Espíritu a nuestra Iglesia burgalesa”. Por ello, Iceta exhorta a los burgaleses a ponerse “manos a la obra con convencimiento, audacia y pasión” en la tarea de la evangelización en esta “época de desierto espiritual”. Y es que el obispo ha señalado que la realidad actual provoca que “no podamos seguir con los mismos esquemas mentales y consiguientes modos de actuar» del «siempre se ha hecho así”.
Un cambio de época
El arzobispo apunta también que existen “nuevas formas de antiteísmo beligerante” que, en medio de la pluralidad religiosa y de una “crisis de la verdad” tiene como consecuencia “el relativismo, el pensamiento débil o la proliferación de ideologías y populismos” de tono individualista y consumista que desembocan en una nueva concepción antropológica y que hablan de “un cambio de época”.
Por todo ello, el arzobispo hace una “llamada ineludible y urgente a la evangelización”, “sin excusas ni justificaciones” para “despertar en nuestros conciudadanos el deseo del Dios vivo y verdadero inscrito en el corazón humano”.