Un mafioso mexicano (Federico Luppi) está sentado frente a un limpiabotas con un periódico y un libro. Un hombre se le acerca y, entre otras cosas, le dice: “Buen libro: un poco sangriento, pero después se compone”. Entonces, un movimiento de la cámara muestra el libro: ‘La Biblia Latinoamérica’. Es una escena de ‘Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto’ (1995), de Agustín Díaz Yanes.
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¿Casualidad?, ¿guiño del cineasta? Sea como fuere, no deja de ser significativo que la Biblia que se pone en manos del personaje sea precisamente un ejemplar de esta obra, que es un referente cultural imprescindible para el continente americano. Los casi 80 millones de ejemplares vendidos desde su creación, hace 50 años, lo corroboran.
La historia comienza cuando dos sacerdotes franceses, Bernardo Hurault y Ramón Ricciardi, misioneros en Chile, quisieron adaptar el texto bíblico a la cultura y el sentir populares de Latinoamérica para facilitar su lectura y su comprensión. A trompicones, como sucede con los inicios de casi todos los proyectos, lograron sacar adelante una primera Biblia Latinoamericana que, si bien ha sido modificada a lo largo de los años, tiene unas características específicas:
Características específicas
* Traducción fiel de los textos originales en hebreo y griego.
* Introducciones y notas de contenido pastoral.
* Texto impreso en dos tamaños, para destacar los libros y episodios fundamentales.
* Pliego a color, con mapas e imágenes.
* Cronología bíblica.
* Glosario de personas, palabras e instituciones.
Ediciones y traducciones
Esta primera edición pastoral de la Biblia tuvo muy buena acogida y pronto otras personas, movidas también por el mismo celo apostólico, se sumaron a esta iniciativa. Fueron apareciendo, así, ediciones –siempre renovadas, corregidas y mejoradas– y también otros títulos, fruto, en parte, de esta edición pastoral: ‘Christian Community Bible’ –realizada en Filipinas, con especial difusión en Asia–; ‘Bible des Peuples’ –para Francia, Canadá y África–; ‘Biblia China’ –con versiones en chino tradicional y simplificado–, y múltiples traducciones a lenguas autóctonas: tagalo, cebuano, ilongo (Filipinas), quichua (Ecuador), quechua (Perú) y guaraní (Paraguay).
En 2004, esa Biblia Latinoamericana experimentó una nueva modificación y un cambio de nombre (a partir de entonces, se llamaría ‘La Biblia Latinoamérica’).
Para mayor comodidad, y salvo en los textos entrecomillados, en adelante nos referiremos indistintamente a ambas ediciones como “nuestra Biblia”.
La historia de los comienzos de nuestra Biblia es apasionante. Pero antes conozcamos a los protagonistas que la hicieron posible. (…)
Balance positivo y enriquecedor
Más allá de las críticas, a veces recurrentes, que también han contribuido a revisar y mejorar cada edición de nuestra Biblia, el balance es positivo y enriquecedor. Lo demuestran los casi –ya se ha dicho– 80 millones de ejemplares vendidos y el reconocimiento de miles de hombres y mujeres que, a lo largo de los años, y siguiendo un camino difícil, han aprendido de la Biblia “que están caminando hacia la Resurrección” y han entendido quién es Jesús Resucitado. Sirva este párrafo, remitido por el profesor colombiano Juan Camilo Tobón Cossio a la sede de San Pablo España, como muestra del reconocimiento de todos ellos:
“Este creyente –como tal vez algunos de los que nos hemos hecho a un ejemplar de ‘La Biblia Latinoamericana’– quiere celebrar los cincuenta años de su publicación. Al celebrar, recorro con mi memoria ese camino de la fe, esta historia de vida marcada por ese libro al que, como una barca que sale del muelle, siempre se anhela regresar, porque detrás de él está el calor del hogar, el abrazo del Ser que ama y se ama”.
Secreto del éxito
Si el éxito de nuestra Biblia es que sus lectores hayan conocido a Jesús Resucitado, se debe por completo –como dice Bernardo– a la voluntad de Dios:
“Varias veces traté de entender de dónde venía el éxito de ‘La Biblia Latinoamericana’. (…). El éxito que ha tenido no se debe tanto al contenido del libro –a pesar de que, por cierto, tiene elementos interesantes–, ni a los esfuerzos grandes de los que promovieron esta Biblia –a pesar de que varios de ellos hicieron mucho más de lo que se había hecho anteriormente en la Iglesia–, sino, como todos lo reconocen, a la voluntad de Dios. Esto debía hacerse y fue bendecido, junto a lo bueno y a lo malo que tenía”.
Feliz cumpleaños, querida ‘Biblia Latinoamérica’, y que cumplas muchos más.
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Índice del Pliego
I. EL PROYECTO
II. LOS ACTORES
- Bernardo Hurault
- Ramón Ricciardi
- Francisco Anta
- Paulina de Jesús
- Manuel Sánchez Beguiristain
- Rafael Fernández Carasa
III. LA PALABRA SE HIZO LIBRO
- Dar respuesta a una necesidad
- La redacción del texto
- La autorización del obispo
- La aventura empresarial
IV. LA BIBLIA, ¿MARXISTA?
- Chile
- Argentina
V. BALANCE AGRADECIDO