Cardenal Cristóbal López Romero
Cardenal arzobispo de Rabat

“Rafa y Xisca han sido padres”


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Palabra más o palabra menos, ese fue el titular de bastantes medios hace unos cuantos días. Asunto delicado este de poner título a un escrito, porque es lo que más se lee; debe captar el interés del lector, ser correcto… y no decepcionar una vez leído el artículo.



A mí ese titular me pareció incorrecto. Lo correcto habría sido escribir: “Nació el hijo de Rafa y de Xisca”. Porque… ¿acaso empezaron a ser padres en el preciso momento en que el niño salió del vientre de su madre? ¿Un minuto antes, una hora, un día, un mes antes, nueve meses antes, no eran ya padres?

La ciencia médica aporta cada día nuevos argumentos que muestran y demuestran que el embrión, el feto y el niño que acaba de nacer son el mismo ser humano, solo que en distintas fases de su desarrollo, pero con la misma identidad. De igual forma que el niño recién nacido, el adolescente de 15 años y el anciano de 80 son la misma persona, por mucho que haya cambiado su apariencia externa e incluso su personalidad y carácter.

Rafa Y Xisca

En Corea del Sur, por ejemplo, se considera que los bebés tienen un año de edad desde el día en que nacen… y eso no parece ser ajeno a la consideración de que ya llevan normalmente nueve meses existiendo en el vientre de la madre.

Responsabilidad

Yo soy un decidido defensor del derecho a elegir ser padre o madre, o no serlo. Yo mismo he optado por no engendrar… Pero el derecho a no ser padre o madre se ejerce antes de engendrar, no después. En el momento en que un nuevo ser existe, se acabó la opción de no ser padre o madre: ¡ya lo eres! En ese momento la opción se establece entre ser un padre-madre que asume su responsabilidad o que la rechaza.

Si ese rechazo se concreta en la eliminación de ese nuevo ser humano engendrado (según todas las evidencias científicas), estamos ante un grave problema, porque atentar contra la vida ajena (y propia) siempre será algo objetivamente inmoral.

Defender los derechos del todavía no nacido, pero ya engendrado, es dar voz a quien no la tiene, es proteger al más débil y defender a quien no tiene defensa. Por eso, decir “Rafa y Xisca han sido padres” no es lo mismo que decir “nació el hijo de Rafa y de Xisca”.

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