(José Lorenzo– Redactor Jefe)
“Es muy probable que, al menos hasta mayo de 2011, fecha de las elecciones autonómicas que radiografiarán la descomposición del PSOE, no se presentará una ley [de Libertad Religiosa] que trae en su articulado elementos para la discordia que polarizarán, aún más, a la sociedad. Para entonces es probable que la propia De la Vega sea, igual que la reforma de la ley, una promesa política que se quedó arrumbada por el baño de realismo de la crisis”
Demasiado cordial le ha parecido al sector anticlerical del PSOE el reciente encuentro, en la Santa Sede, entre Zapatero y Benedicto XVI. Tanto que El País ha tenido que salir rápidamente a enjugar su bilis con la esponja de la reforma de la Ley de Libertad Religiosa. “Que nadie se desespere”, parecía que venía a decir el periódico, “la reforma es inoportuna y bastante enfadada anda ya la gente con el tijeretazo, pero haberla, hayla…”.
El recado iba dirigido a los que, por estas fechas, esperaban con ansia que el Gobierno presentara una ley que –confiaban– iba a meter en cintura a la Iglesia, ya que no habían conseguido que se derogasen los Acuerdos de 1979, su otro deseo frustrado. No olvidaban que había sido la propia vicepresidenta De la Vega la que había prometido que antes del verano comenzaría el trámite parlamentario de la nueva norma.
Pero es muy probable que, al menos hasta mayo de 2011, fecha de las elecciones autonómicas que radiografiarán la descomposición del PSOE, no se presentará una ley que trae en su articulado elementos para la discordia que polarizarán, aún más, a la sociedad. Para entonces es probable que la propia De la Vega sea, igual que la reforma de la ley, una promesa política que se quedó arrumbada por el baño de realismo de la crisis. Es más (y que no se entere el citado sector anticlerical): como la situación del país siga tan llena de nubarrones, tal vez tengan que olvidarse de tramitar en lo que queda de legislatura este triste remake de la ley de 1980, huérfana de consenso político y social, y que no acaba de satisfacer a ninguna de las partes afectadas. Y es que el calendario está muy apretado: visita del Papa en noviembre, elecciones autonómicas en mayo de 2011, JMJ en agosto, con el Papa en Madrid, disolución de las Cortes en diciembre si, finalmente, las elecciones generales son en marzo de 2012…Sólo la Chacón, con un Corpus sin pistolas, les ha dado alguna alegría este año. Los demás, disgustazos.
En el nº 2.712 de Vida Nueva.