El cardenal Gerhard Ludwig Müller está convencido de que “la prioridad de la Iglesia no es el cambio climático, el cuidado de la naturaleza, los migrantes y el poder de los laicos, sino el Evangelio de Jesús”. Así lo compartió esta tarde en su ponencia y la mesa redonda en la que participó dentro del congreso homenaje a Benedicto XVI con motivo de su 95 cumpleaños organizado por la Fundación San Pablo CEU.
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Además de cuestionar la relevancia de algunas de las líneas de trabajo del pontificado de Francisco, también se refirió al Papa actual ironizando sobre su autoridad. Y lo hizo al parafrasear las palabras que le dijo el Pontífice jesuita a Benedicto XVI sobre su papado, cuando le elogió diciendo que era “grande por sus virtudes y su fe”. “Cuando el papa Francisco tiene razón, tiene razón”, dejó caer como conclusión de su conferencia, a lo que siguieron las risas y los aplausos del auditorio.
No solo Benedicto XVI sufre
En el turno de preguntas posterior, también apuntaría riéndose que “no solo Benedicto XVI está sufriendo por la situación actual de la Iglesia”. “También Jesús ha sufrido mucho dando su propia vida”, remató recuperando la seriedad.
Con la mirada puesta en el proceso sinodal alemán, dejó caer que “los obispos alemanes hablan mucho, pero tienen poca cabeza”. Es más, llegó a decir sonriente que “no tienen grandes figuras para hacer un cisma, hablan mucho pero hacen poco”. En este sentido, aplaudió que Francisco les dijera “una palabra clara” para que obedecieran.
La unidad de la Iglesia
Para el prefecto emérito de Doctrina de la Fe, “la unidad de la Iglesia no es una unidad política y funcional, sino una unidad sacramental en comunión con la Trinidad”. Así, defendió la lucha de Benedicto XVI contra la “auto secularización”.
Desde una visión apocalíptica, Müller alertó de cómo hoy hay unas “Iglesias secularizadas que se llaman modernas y externamente dan testimonio de una fe perdida en el Dios vivo, pues se han transformado por dentro en salas de conciertos, discotecas, templos gastronómicos, museos…”. “Es el símbolo revelador de haber renunciado internamente a la misión de la Iglesia”, añadió. Desde lo que considera un “deterioro”, resaltó que “se cierran monasterios y seminarios, se renuncia a la promoción de jardines de infancia, hospitales, colegios y facultades de teología o se convierte la catequesis en programas de entretenimiento y adoctrinamiento con la locura de la ideología de género”.
Estilo de vida laico burgués
“Es muy triste y devastador cuando los sacerdotes y religiosos adoptan un estilo de vida laico burgués o incluso se presentan como modernos”, condenó, para sentenciar a continuación: “Cualquier que renuncia a la identidad, ya no puede aspirar a la relevancia”.
Estrecho colaborador del Papa emérito, recordó como, de la mano de Joseph Ratzinger, salió adelante la Declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe ‘Dominus Iesus’ en el año 2000 que enfatizó contra “un pluralismo eclesiológico, que no es más que la consecuencia catastrófica de la ambigüedad sobre la persona de Jesús”. A colación defendió que “la fe es una verdad revelada y no solo un contacto psicológico con una persona”.
“Dios no es de los filósofos y las religiones”, expuso en otro momento de su intervención. “Esto no excluye el conocimiento natural de Dios ni la síntesis de la teología, pero los cristianos creemos a través de la luz de la fe en el Dios que se dio a conocer a través de los profetas y por medio de su Hijo”, completó.