La decisión del Papa de emprender una visita apostólica a los seminarios españoles, a comienzos de 2023, resulta tan inesperada para obispos y rectores como pertinente. La falta de candidatos al sacerdocio exige afrontar su formación desde otros parámetros. En principio, este sería el leitmotiv que ha llevado al Dicasterio para el Clero a contar con dos prelados uruguayos para calibrar con objetividad posibles fusiones en seminarios interdiocesanos.
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Control personalista
De facto, el cierre de muchos centros locales es una realidad, a pesar del miedo de algunos obispos a echar el cerrojazo oficial, bajo argumentos como la autonomía docente y preservar la identidad diocesana. Lamentablemente, esta tentación de ejercer un seguimiento tan directo de los futuros curas corre el riesgo de devenir en un control personalista que en nada ayuda al discernimiento y madurez vocacional.
De ahí que también se hayan disparado algunas alertas en Roma sobre una cierta ideologización en los seminarios, con un deje nostálgico y escasa pasión para aterrizar tanto la Ratio romana como el detallado plan nacional, vigente desde hace ya tres años, pero orillado en determinados obispados y facultades.
