Cada vez queda menos para que Kirguistán tenga pronto su primera catedral católica. Tras haber bendecido el papa Francisco durante su viaje a Kazajistán en septiembre la que será la primera piedra del templo que se levantará en el centro de Biškek, la capital del país de Asia central, ahora la autoridades religiosas han presentado el proyecto de construcción y se espera que las obras comiencen durante el próximo invierno.
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El nuevo templo, que se espera que esté construido en tres años, viene a completar la oferta litúrgica de un país cuya única iglesia de la capital estaba en una zona muy alejada del centro. “En un país de mayoría musulmana, hay gente que ni siquiera sabe de la existencia de la parroquia alejada del centro, sobre todo porque no está conectada por transporte y sólo hace un año que pavimentaron la carretera que lleva a la iglesia”, ha señalado el jesuita Damian Wojciechowski, responsable económico de la Administración Apostólica de Kirguistán, a la agencia Fides.
Una parroquia de difícil acceso
La Iglesia existente hasta ahora se contruyó en 1969 en el periodo soviético gracias a un permiso especial a un grupo de católicos alemanes que habían sido deportados en la II Guerra Mundial. “Los espacios de los que disponemos ahora son muy pequeños y no nos permiten realizar todas las actividades que nos gustaría. Gracias a los nuevos locales adyacentes a la catedral, de los que dispondremos en futuro, podremos proponer una serie de iniciativas culturales, encuentros de oración y lecturas bíblicas, dirigidas a diferentes grupos de edad”, relata el jesuita.
Para Valerij Dil’, asesor del Presidente de la República, “la construcción de la nueva iglesia también tendrá importancia internacional. Nuestra república se adhiere a los principios democráticos y a la libertad de profesar la propia fe. La construcción de la iglesia catedral es una prueba de ello”, señaló en la presentación del proyecto. Y es que la Iglesia tiene un “un hogar para madres solteras y otro para niños y jóvenes discapacitados” y ha sido un fuerte apoyo de las autoridades durante la pandemia.
En Kirguistán viven varios miles de católicos, de los cuales unos 500 asisten asiduamente a las siete parroquias repartidas por el país. También hay jesuitas, hermanas Franciscanas de la Enseñanza, Misioneras de la Consolata, un sacerdote diocesano de Eslovaquia y acaban de llegar un grupo de Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa de Calcuta que abrirán una casa en Biškek.