A través de un comunicado difundido por la Oficina de Prensa del Vaticano, la Santa Sede ratifica que “ha tomado nota con sorpresa” que que el pasado jueves 24 de noviembre, se haya desarrollado la “ceremonia de investidura” de un obispo del que el Vaticano no sabía nada. Esta perplejidad se refiere al caso de John Peng Weizhao que ha sido entronizado en Nanchang como “obispo auxiliar de Jiangxi”, una “diócesis no reconocida por la Santa Sede”, según recalca el comunidado.
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¿Ruptura del diálogo?
La diplomacia vaticana reitera que “este acontecimiento no se produjo de acuerdo con el espíritu de diálogo existente entre el Vaticano y la parte china” ni, por supuesto, según “lo estipulado en el Acuerdo Provisional sobre el Nombramiento de Obispos, el 22 de septiembre de 2018”. Un protocolo que se ha renovado por tercera vez hace apenas unas semanas ampliándolo hasta el 22 de octubre de 2024. También el hecho se ha realizado en pleno proceso judicial a uno de los cardenales más críticos con la persecución del régimen chino a quienes no se han alineado con los postulados de la llamada Iglesia patriótica, como el cardenal Joseph Zen.
La Santa Sede señala que “además, el reconocimiento civil del obispo Peng habría sido precedido por una larga y fuerte presión de las autoridades locales”, por lo que el acto no puede deberse a un descuido por parte de las autoridades comunistas. El comunicado concluye reiterando que el Vaticano “espera que tales episodios no se repitan, aguarda las oportunas comunicaciones de las Autoridades y reafirma su plena disposición a continuar el diálogo respetuoso sobre todas las cuestiones de interés común”.