Enrique Lluc
Doctor en Ciencias Económicas

Fútbol, fútbol y más fútbol: “No catar Qatar”


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Nos encontramos en pleno mundial. Creo que es la primera vez que se realiza fuera de las fechas veraniegas del hemisferio norte (podría equivocarme, no soy un gran aficionado al deporte rey) y creo, también, que es la primera vez que se realiza en un país de la península arábiga. Que se haga en Catar no ha estado exento de polémicas.



He escuchado algunas: que si no respetan los derechos de las mujeres, que si discriminan determinadas opciones sexuales, que si compraron a quienes tenían que elegir el lugar para realizar el mundial, que si han muerto muchas personas construyendo los estadios, que si sus condiciones laborales eran penosas, etc. Por todo ello, tengo un amigo que no es nada aficionado a este deporte (todo hay que decirlo) que tiene un lema “no catar Catar” y está dispuesto a no ver ningún partido del mundial.

Sin embargo, creo que todos estos elementos no deberían sorprendernos. Los deportes tienen dos cuestiones muy relacionadas con la economía. La primera es su competitividad. Es el deporte el que, como ya he tenido ocasión en comentar en algún otro artículo, se convierte hoy en día en el ejemplo para la economía. La competición predomina en el campo económico: hay que ser competitivo, hay que ganar al otro, vencerlo y ser el triunfador.

La economía ha pasado de ser un campo de colaboración, de cooperación, de alianza entre compradores y vendedores para que ambos salgamos beneficiados, a ser un simple contrato de intereses contrapuestos en el que queremos salir mejor parados que la otra parte (olvidamos con frecuencia la correspondencia que tiene que darse entre una parte y otra en los contratos).

Estadio Fútbol Qatar

El otro punto de relación es que el fútbol se ha convertido en un negocio en sí mismo. La cantidad de dinero que mueve es escalofriante. No hay más que ver a varios miles de personas en un mismo estadio semana tras semana siguiendo los colores de su equipo, disfrazados con camisetas de deporte que, con frecuencia resaltan vientres redondeados que denotan poca afición a la práctica de cualquier deporte, para comprender todo el dinero que se mueve alrededor de esta afición.

Turismo de lujo

Y en un deporte en el que la economía está tan presente y que mueve tantos fondos ¿Nos puede sorprender que su campeonato mundial se vaya a jugar en un lugar de los más ricos del mundo? ¿Qué importa todo lo demás si va a estar bien organizado y se van a poder cumplir las expectativas? Si, además, se trata de un país en el que ha habido que construir casi todos los estadios y gran parte de las infraestructuras necesarias, muchísimo mejor.

El dinero se ha movido, se han dado grandes contratas a empresas multinacionales para que lo pusiesen todo en marcha, las personas que visiten el país conocerán un lugar que está optando por un turismo de lujo al que desearán volver o que comentarán con sus amigos para que ellos lo visiten también… En un mundo economicista todo lo que genera crecimiento es válido, lo demás son cuestiones sin importancia.