Reflexiones y propuestas pastorales para seguir caminando juntos.
En medio de la pandemia que vivimos, la Iglesia de América Latina y El Caribe no se detuvo y tampoco lo hicieron las Iglesias particulares y mucho menos la Iglesia Universal. La llamada a comenzar el camino del Sínodo de la Sinodalidad en medio de esta emergencia sanitaria inédita nos revela que somos una Iglesia en camino y que el medio digital fue visto como puente, como avenida, como calle para “hacer lío” como diría el papa Francisco a los jóvenes.
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El maravilloso contexto de nuestra Asamblea Eclesial es sinodal: “Lo que vivimos es una forma concreta de realizar la sinodalidad como comunión misionera en la historia” (No. 35). “Nuestra Iglesia regional tiene horizontes abiertos y debe seguir dando nuevos pasos en un proceso que no termina, sino que sigue avanzando” (No. 36).
Este texto al que hacemos referencia no se aleja del método pastoral que ya hemos señalado y además sigue teniendo presente el lenguaje que nos caracteriza en la región. Es por eso por lo que, en la Parte I, habla de los signos de los tiempos que nos interpelan y alientan.
La situación vivida de la pandemia nos hizo replantear una y otra vez la forma en la que debía realizarse la Asamblea Eclesial, había voces encontradas, pero todas buscaban lo mejor para cumplir con el llamado que nos había hecho el papa Francisco de hacer memoria agradecida de Aparecida. Recuerdo como si fuera ayer una reunión de planeación donde se expuso el modo híbrido o mixto, también llamado semi presencial para ubicar el evento en México, con unos cuantos, algunos conectados por plataforma digital y muchos más por redes sociales en transmisión abierta.
La mirada del texto se dirige a la pandemia como un hito del cambio de época que provocó aislamiento y muertes, que lo cambió todo obligándonos a replantearnos todo mostrando la enorme capacidad de reinvención de las comunidades, al mismo tiempo que aumentó los niveles de pobreza y marginación. La pandemia como realidad transversal ha impactado a todas las dimensiones de la existencia (Cfr. No. 44-46).
Grandes inequidades
El texto elaborado por el Equipo de Reflexión Teológica del CELAM y aprobado por los obispos del CELAM reunidos en Asamblea Extraordinaria, señala Aspectos significativos de la realidad de nuestros pueblos en los ámbitos: socioeconómico, sociopolítico, ecológico, sociocultural, religioso y el de los nuevos rostros protagónicos, tales como los de los jóvenes, las mujeres, las familias y de los pueblos originarios y afrodescendientes.
Al respecto se señalan las grandes inequidades, la fragilidad de nuestras democracias, el peligro en el que se encuentra nuestra casa común, la situación de nuestros pueblos, nuestras ciudades y nuestros hermanos migrantes.
Una mirada solo de estos aspectos sería muy parcial, por lo que el texto nos invita a mirar algunos aspectos relevantes de nuestra Iglesia acentuando el ser de la Iglesia como Pueblo de Dios, la formación y participación del laicado, los itinerarios formativos de los seminarios y casas religiosas, así como los casos de abuso en la Iglesia y la Experiencia personal de encuentro con Cristo presente en la historia.
Estos aspectos se resaltan en base a los desafíos presentados como gran conclusión de la Asamblea Eclesial y como signo de la voz de los participantes en el proceso de escucha.
Creo que conviene preguntarse, ante esta mirada:
- ¿Qué aspectos de estos que se han señalado, se encuentran latentes en el contexto donde vivimos?
- ¿Qué tanto describen la situación concreta que vivimos en nuestro entorno más cercano?
- ¿De qué manera podemos solidarizarnos con hermanos de otros países que viven estas situaciones descritas?
- ¿Qué camino pastoral podemos seguir para hacer nuestra esta mirada pastoral como discípulos misioneros?
Continuará…