Como todavía estamos en tiempo de Navidad, me imagino que caben unas palabras sobre el nacimiento de Jesús. Ya dijimos que de aquella primera Navidad apenas sabemos nada. Los dos únicos evangelistas que narran el nacimiento de Jesús –Mateo y Lucas– coinciden en algunos extremos, aunque con enormes diferencias:
- Anuncio angélico (en Mateo: a José / en Lucas: a María)
- Nacimiento en Belén (en Mateo: José tiene casa allí / en Lucas: llegan allí desde su casa en Nazaret)
- Viaje (en Mateo: huida a Egipto / en Lucas: desde Nazaret a Belén)
- Crecimiento en Nazaret (en Mateo: desde Egipto, José decide ir allí porque en Judea gobernaba Arquelao, hijo de Herodes / en Lucas: tras el parto y el período de purificación de María, la Sagrada Familia regresa a su casa)
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Episodios exclusivos
En el resto de los episodios narrados, cada uno de los dos evangelistas ha discurrido conforme a sus propias fuentes o su propia teología. Como estamos en el Ciclo A, nos fijaremos en el relato de Mateo. Así, en el llamado “evangelio de la infancia” destacan dos episodios exclusivos de este evangelista: la visita de los magos y la huida a Egipto de la Sagrada Familia, provocada por la persecución de Herodes.
En el episodio de los magos habría que fijarse en el hecho de que se trate de paganos, no judíos. Probablemente aquí se proyecte la situación del propio evangelista y su comunidad: expulsados de la sinagoga, han tenido que abrirse al mundo gentil. Por eso, los primeros que reconocen a Jesús como Mesías –cuya representación es la estrella– son precisamente paganos, de manera que se abre la puerta al universalismo.
En cuanto a la huida a Egipto, el episodio permite al evangelista lanzar algunos mensajes interesantes: Jesús es el nuevo Israel, que bajó a Egipto –con Jacob– y salió de allí con el Éxodo. Es lo que subraya la “cita de cumplimiento”: “De Egipto llamé a mi hijo” (Mt 2,15 / Os 11,1). Asimismo, la persecución de Herodes ha permitido pensar en una nueva actualización: Jesús sería el nuevo Moisés, también él perseguido de niño por un rey, el faraón. Incluso se han sugerido otras actualizaciones basadas en determinadas técnicas de lectura rabínicas de la Escritura. Así, Jesús, perseguido por Herodes (mentiroso, ‘ramaí’) sería el nuevo Jacob, perseguido por Labán (arameo, ‘aramí’).
Aunque no sepamos históricamente casi nada del nacimiento de Jesús, los relatos evangélicos son extraordinariamente ricos para expresar aquello que se cree de él.