El arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Juan José Omella, ha felicitado la Navidad en nombre de todos los obispos españoles a través de un mensaje emitido por Trece televisión. Realizado desde la capilla de la sede del episcopado dedicada a la Sucesión Apostólica obra de Marko Rupnik, el jesuita envuelto en la polémica desde hace unas semanas por la lacra de los abusos sexuales.
- OFERTA: Esta Navidad, regala Vida Nueva: la suscripción a la revista en papel para todo el año por solo 99,99 euros
- PODCAST: La luz que alumbra el conflicto
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
En mitad de la crisis
Un mensaje dirigido de forma especial para “aquellas personas que están sufriendo por reveses de la vida”, los “que han encontrado piedras en el camino y han tropezado, de las familias con las neveras y los bolsillos vacíos, de los que solo han encontrado puertas cerradas, de los que han preguntado sin obtener respuesta alguna”. En estos “tiempos difíciles para todos, pero para algunos mucho más”, Omella ha destacado que se sufren “los efectos de la pandemia, sumados a las consecuencias de la dramática guerra en Ucrania, nos han conducido a una crisis energética, económica y social que ha alterado enormemente nuestras vidas”.
Por ello, ha destacado, “Dios no quiere que perdamos el ánimo ante las dificultades. Nos envió a su Hijo hace 2022 años para darnos fortaleza en los momentos de fragilidad, para abrirnos los ojos ante nuestras cegueras, para liberarnos de la opresión…” Omella recalcó que “el misterio de Navidad que celebramos cada año penetra en nuestro corazón y alimenta nuestra esperanza”. “Jesucristo nos ofrece la esperanza que movió su existencia entre nosotros” en nuestro ser hijos de Dios. “Jesús, con su nacimiento y su resurrección, ya nos ha anticipado la existencia que nos espera tras esta vida”, añadió.
Transmitir la ilusión
Para Omella, “los que compartimos el calor de la comunidad cristiana y el consuelo de la fe, recordamos y vivimos la llegada del Niño Jesús con inmensa ilusión. Una ilusión que se propaga a la velocidad de la luz, porque Él es la Luz que nunca se apaga y que nos ilumina a lo largo de la vida”. “Él nos da aliento para seguir cuando tropezamos en el camino, nos da sabiduría para encontrar en cada piedra una experiencia que nos edifique. Él nos ayuda a transformar todas esas piedras en una mesa donde celebrar un banquete. De Él recibimos la fuerza para construir un mundo más humano y fraterno”, añadió.
Por ello, el cardenal deseó que “ojalá vivamos este acontecimiento con profunda fe, alegría e inmenso agradecimiento a Dios”. Y pidió, finalmente, que Dios “nos conceda mirar con los ojos de Jesús, seguir sirviendo con alegría al que lo necesita y compartir la esperanza en la vida eterna que Cristo nos da”.