Reflexiones y propuestas pastorales para seguir caminando juntos. Desborde creativo en nuevos caminos por recorrer, es el título de la Parte III, impulsándonos a salir de la zona de confort en la que a veces estamos.
Luego de mirar la realidad y discernirla, la invitación que se nos hace es a actuar comprometidamente con creatividad pastoral. El centro de esta parte es la evangelización, cosa que me alegra por la forma en la que retoma este compromiso vital en la Iglesia.
- OFERTA: Esta Navidad, regala Vida Nueva: la suscripción a la revista en papel para todo el año por solo 99,99 euros
- PODCAST: La luz que alumbra el conflicto
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Ante los cambios profundos y vertiginosos de esta nueva época, la Nueva Evangelización se ha convertido en uno de los desafíos más importantes para nuestra Iglesia. Son muchos los ambientes humanos, sociales y tecnológicos que le están pidiendo una manera diferente y nueva de hacer llegar a ellos la alegría del Evangelio: más testimonial, con un lenguaje renovado y creativo, cercano a la realidad de las personas y con un tono que exprese la misericordia y la bondad de este Padre bondadoso que tenemos.
Con firme convicción sabemos que hay que reavivar el fuego del Espíritu que brotó en Pentecostés y que recibimos de Cristo Redentor, para salir a las “periferias existenciales”, tal y como nos lo ha enseñado y testimoniado el papa Francisco, para proclamar que el amor de Dios está vivo y es capaz de transformar esta realidad si le abrimos el corazón. Es necesario tener en cuenta la invaluable enseñanza de Aparecida, que nos recuerda que toda evangelización nace de un encuentro personal y un anuncio kerigmático (cfr. DA 244); que continúa en un proceso discipular, viviendo y participando en la comunidad cristiana para poder anunciar con alegría la Buena Nueva del Evangelio. No podemos parcializar esta experiencia fundamental en el proceso evangelizador del creyente.
Las palabras siempre luminosas del papa Paulo VI, que nos hará bien recordar, ponen de manifiesto la esencia de la misión de la Iglesia: Nosotros queremos confirmar una vez más que la tarea de la evangelización de todos los hombres constituye la misión esencial de la Iglesia… Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar… (EN 14). Pero es una acción amplia y profunda, que llega al corazón de las personas y por su fuerza, es capaz de transformar todos los ambientes de la humanidad con su influjo para cambiar desde dentro y renovar a la misma humanidad, transformando con la fuerza del Evangelio los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad, que están en contraste con la palabra de Dios y con el designio de salvación (cfr. EN 18-19).
Seis dimensiones
Es así como el Equipo de Reflexión Teológica del CELAM, propone lo siguiente: “En la perspectiva del Concilio Vaticano II, una acción evangelizadora integral e integradora comprende, por lo menos, estas seis dimensiones: la Dimensión kerigmática y misionera; la Dimensión profética y formativa; la Dimensión espiritual, litúrgica y sacramental; la Dimensión sinodal y participativa; la Dimensión socio-transformadora y la Dimensión ecológica. Tomamos estas dimensiones como un esquema básico para clasificar los desafíos pastorales elaborados en los grupos de discernimiento por la Asamblea Eclesial y las síntesis que se hicieron de las propuestas”. (No. 236)
Es importante tomar en cuenta, como el mismo texto señala, que se han tomado en cuenta 231 desafíos y no solo 41 o aquellos 12 señalados como prioritarios y que la clasificación de estos se hizo tomando en cuenta las dimensiones mencionadas.
Por otro lado, hay una evolución en el discernimiento ya que las orientaciones pastorales propuestas por la Asamblea se transformaron en líneas de acción por el carácter de implementación que tienen: “Las Propuestas pastorales y las Líneas de acción son fruto del proceso realizado por la Asamblea en sus diversas etapas. Por eso, para caracterizarlas tomamos en cuenta también el Documento para el camino, destinado a preparar el proceso, la Síntesis narrativa, que recoge las contribuciones de la escucha, y el Documento para el discernimiento comunitario, instrumento de trabajo para la Asamblea, y aportes de las Actas de la Asamblea. Asumimos estas Propuestas y Líneas de acción con las diferentes formulaciones expresadas a lo largo de todo el camino. En su formulación se omiten los sujetos y se comienza la oración con verbos que indican las acciones prioritarias”. (No. 238) Aquí está de manifiesto el carácter unitario del proceso y del texto.
Finalmente sugiero ir directamente a la fuente para identificar las propuestas pastorales y las líneas de acción. Es mucha la riqueza que contiene esta Parte III dado que si nos preguntamos: ¿Qué puedo hacer en mi parroquia? ¿Cómo puedo enfrentar tal o cual desafío? ¿Qué elementos debo considerar en mi planeación pastoral? ¿Cómo respondo desde mi realidad concreta sumándome a otras Iglesias locales del Continente?, muy seguramente encontraremos una o más respuestas a estas u otras preguntas.
Termino con las palabras del Mensaje a la Iglesia de América Latina y El Caribe, dado en la ciudad de México, el 27 de noviembre del Año del Señor 2021: “Con gratitud y alegría reafirmamos en esta Asamblea Eclesial que el camino para vivir la conversión pastoral discernida en Aparecida, es el de la sinodalidad. La Iglesia es sinodal en sí misma, la sinodalidad pertenece a su esencia; por tanto, no es una moda pasajera o un lema vacío. Con la sinodalidad estamos aprendiendo a caminar juntos como Iglesia Pueblo de Dios involucrando a todos sin exclusión, en la tarea de comunicar la alegría del Evangelio, como discípulos misioneros en salida”.