Hace una semana recorrí varias de las comunidades de la Sierra Madre de Chiapas, de gran extensión y biodiversidad, resulta una extensión montañosa que se extiende hasta Guatemala, incluyendo bosques cafetaleros y selvas. Estamos hablando de regiones, históricamente pobres con grandes carencias en el acceso a los servicios más básicos de salud y educación. Ahí habitan familias que viven por debajo de la línea de pobreza y que a diario deben buscar opciones para llevar qué comer a la mesa.
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El recorrido me hizo recordar el Aniversario Luctuoso precisamente de Samuel Ruiz, quien falleció un 24 de enero de 2011. Don Samuel formó parte del grupo de grandes obispos testigos de la fe cristiana del continente latinoamericano, como monseñor Méndez Arceo, monseñor Romero y don Pedro Casaldáliga, entre otros. Impulsor de la Teología de la liberación en la diócesis de San Cristóbal, fue reconocido incansable defensor de los derechos humanos, especialmente de las poblaciones indígenas. Su gran labor de evangelización proviene claramente de los años sesenta, en los que formó 700 catequistas indígenas en escuelas de catequesis. Don Samuel Ruiz les visitaba cada domingo para celebrar misa y convivir.
Luchando por los excluidos
Con el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en 1994, fue nombrado miembro de la Comisión Nacional de Intermediación. Siempre fue claro que ante el abandono histórico de muchas de las regiones de mayor pobreza en Chiapas, la conflictividad tenía que crecer ante un creciente abandono de las instituciones públicas, el liderazgo pertenecía a la Iglesia, representada en la figura de don Samuel. Hasta su muerte como obispo emérito, don Samuel siguió luchando por impulsar una nueva perspectiva para los excluidos. En su escrito ‘Mi biografía teológica’ ( 2008) insistía: “son muchos los signos de esperanza que emergen ante la brutal agresión de un sistema social, económico y político que excluye a las grandes mayorías en el mundo. Se visualiza con esperanza la fuerza globalizadora de los excluidos, que no aceptan que este sistema sea el definitivo, sino que vehementes expresan que otro sistema, donde la justicia y la verdad resplandezcan, es urgente y posible; sistema en el que lo constitutivo no sea la concentración del lucro, sino la distribución de los recursos; en el que no sea el individualismo egoísta, sino la dimensión comunitaria y el respeto a la dignidad humana lo que esté por encima del valor de lo económico”.
Recorrer Chiapas permite constatar que se necesita mucho ímpetu como el de don Samuel para llegar hasta los rincones más inaccesibles, hay muchos gritos de ayuda pero también de esperanza que nos permiten salir de nuestros entornos excluyentes y ganar una nueva perspectiva. Hay mucha tarea por hacer en esas tierras, abrir caminos y alzar la voz hasta el cansancio, todavía es una estrategia de evangelización valida.