Persecuciones internas


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Pepe Lorenzo(José Lorenzo– Redactor Jefe)

“Ahora [el Papa] acaba de proponer un Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización. Y ha reiterado que los peligros para la vivencia de la fe no vienen de fuera, sino de dentro de la Iglesia. Pero, cuidado, apenas dicho esto se ha activado el gen represor de los guardianes de las esencias”

La chusca intervención de la policía belga reteniendo a los obispos de ese país en una operación contra la pederastia certifica de manera dramática el fin de unas relaciones seculares con la Iglesia católica o, mejor, con la religión. Los belgas, como en otros países de Occidente, pisotean a conciencia las raíces cristianas que moldearon su personalidad, pero que ahora les asfixian y, además, han chapoteado también en el pecado. Es el fin del cristianismo sociológico, de la vuelta a las minorías y del comienzo de la falta de respeto, que es falta de aprecio.

A este Papa, que iba a ser de transición, le han tocado tiempos cruciales para el futuro de la Iglesia católica. Sabe del alejamiento de los hombres y mujeres de hoy y quiere salir a su encuentro con la razón en un tiempo de sinrazones. Ahora acaba de proponer un Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización. Y ha reiterado que los peligros para la vivencia de la fe no vienen de fuera, sino de dentro de la Iglesia. Pero, cuidado, apenas dicho esto se ha activado el gen represor de los guardianes de las esencias, que se frotan las manos, afilan los teclados de los portátiles y se aclaran la garganta delatora para empezar, hoy como ayer, sus persecuciones internas.

Tal vez convendría que quienes tienen ascendiente sobre ellos les afinasen un tanto en la interpretación de las palabras del Papa. Es verdad que éste habla de “doctrinas desviadas” o de “tendencias ideológicas y prácticas contrarias al Evangelio” como algunos de esos males internos. ¿Por qué pensar que la culpa de esta situación la tienen un puñado de teólogos que entonan versos sueltos o unas monjas sin hábito? También denuncia Benedicto XVI las divisiones e incoherencias de los miembros de las comunidades cristianas y el “egoísmo, vanidad, orgullo, apego al dinero, etc.” del que se contagian. ¿Habrá que recordar a los nuevos inquisidores que la policía belga no profanó la tumba de dos cardenales buscando textos heréticos?

En el nº 2.715 de Vida Nueva.