Santiago Olivera, obispo castrense de la Argentina, escribió una carta a los veteranos de guerra y a los familiares de los caídos en vísperas del nuevo aniversario del inicio de la guerra por el territorio de las Islas Malvinas, ocurrido el 2 de abril de 1982.
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“Me pareció muy providencial que, en vísperas del 2 de abril, hayamos podido celebrar a la Virgen María al pie de la cruz y con esta imagen tan significativa, no solo para nosotros, sino para la vida de muchos, especialmente para tantos de nuestros hermanos que fueron a combatir en defensa de aquellas tierras nuestras”, expresó el obispo aludiendo a la imagen de la Virgen de Luján que estuvo en la guerra de Malvinas.
Señaló que el rostro materno y tierno de la bella imagen de María seguramente habrá sido para los combatientes su consuelo, fortaleza y paz. “Para otros, la última mirada, antes del regreso a la Casa del Padre”, lamentó.
Gratitud por sus vidas
Asimismo, Olivera valoró a los “héroes” de Malvinas, sus vidas entregadas, tanto las que murieron como las que regresaron, porque esa fue la convicción con la que marcharon: “a entregar su vida, si fuera necesario”.
Consideró que a ellos, el pueblo argentino les debe mucho y saldan esa deuda con gratitud y oración, pero también con gestos claros, como han hecho muchos, pidiendo políticas gubernamentales en favor de los que lucharon y/o sus familiares. Y agregó que se puede hacer mucho para que, desde el recuerdo y el homenaje agradecido por los que fallecieron o los que regresaron.
Pidió que el pueblo argentino y la Patria que “defendieron con la vida”, actitudes, sentimientos y gestos para con ellos: “Gratitud y homenaje; retribución y valoración”, necesita el “valiente soldado de Malvinas”.
Oración conjunta
Convocó a todos a unirse en oración al Señor, con la intercesión de María, para elevar una plegaria al conmemorarse el día del veterano de guerra y de los caídos en la guerra de Malvinas.
Pidió que no queden sin reconocimiento los que quienes participaron y lo hicieron por la Patria; que tampoco se olvide su heroísmo y su grandeza; “que el sacrificio y la sangre derramada sirvan de ejemplo y empeño para todos los argentinos”, imploró.
El obispo castrense imploró por los caídos por la Patria, que esperan la resurrección en las Islas Malvinas y en las aguas de los mares del sur, por sus sus padres, esposas e hijos que aún los añoran para que Jesús les conceda el descanso eterno y la resurrección. Para aquellos que volvieron solicitó el respaldo y el apoyo que los honre. “Oh Madre y Señora Nuestra de Luján, escucha esta plegaria que sale de lo profundo de nuestros corazones e intercede por nosotros procurándonos siempre la bendición de Dios. Amén”.
