El Papa ha enviado hoy un mensaje a los participantes en el Congreso Internacional WOOMB sobre “La revolución Billings 70 años después: del conocimiento de la fertilidad a la medicina personalizada”, que se desarrolla en Roma, en la Universidad Católica de del Sagrado Corazón, del 28 al 29 de abril de 2023.
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Así, Francisco ha recordado como, “mientras en la segunda mitad del siglo pasado se desarrollaba la investigación farmacológica para el control de la fertilidad y se difundía la cultura anticonceptiva, los esposos John y Evelyn Billings desarrollaron investigaciones científicas precisas y difundieron un método simple, al alcance de mujeres y parejas, para el conocimiento natural de la fertilidad en sí misma, ofreciendo una herramienta valiosa para el manejo responsable de las elecciones procreativas”.
Esto, tal como ha subrayado, “ofreció entonces y ofrece hoy fundamentales provocaciones e ideas para la reflexión, para ser retomadas y exploradas: por ejemplo, la educación en el valor de la corporeidad, una visión integrada e integral de la sexualidad humana, el cuidado de la fecundidad del amor aunque no sea fértil, la cultura de la aceptación de la vida y el problema del colapso demográfico”.
Visión banal de la sexualidad
Así, el Papa ha defendido que “una educación seria en este sentido parece necesaria hoy, en un mundo dominado por una visión relativista y banal de la sexualidad humana”. “Más bien, pide ser considerado dentro de una mirada antropológica y ética, en la que se exploran cuestiones doctrinales sin simplificaciones indebidas ni cierres rígidos”, ha aseverado. “En particular, es bueno tener siempre presente la inseparable conexión entre el significado unitivo y procreador del acto conyugal”, ha continuado Francisco. “La primera expresa el deseo de los esposos de ser una sola cosa, una sola vida; el otro expresa la voluntad común de generar vida, que permanece incluso en los períodos de infertilidad y vejez. Cuando se afirman conscientemente estos dos significados, nace y se fortalece en el corazón de los esposos la generosidad del amor, que los dispone a acoger una vida nueva”.
Y es que, “cuando esto falta, la experiencia de la sexualidad se empobrece, se reduce a sensaciones, que pronto se vuelven autorreferenciales, y pierden su dimensión humana y su responsabilidad”. “La tragedia de la violencia entre parejas sexuales -estoy pensando en el flagelo del feminicidio- encuentra aquí una de sus principales causas”, ha advertido.
“De hecho”, ha aseverado, “perdemos de vista el vínculo entre la sexualidad y la vocación fundamental de toda persona a la entrega, que encuentra su realización particular en el amor conyugal y familiar. Esta verdad, aunque inscrita en el corazón del ser humano, requiere un camino educativo para expresarse plenamente. Es una urgencia que interpela a la Iglesia y a todos aquellos que se preocupan por el bien de la persona y de la sociedad y que espera respuestas concretas, creativas y valientes”.
Unir lo científico y lo natural
Así, ha subrayado que “tras la llamada revolución sexual que ha derribado tabúes, se hace necesaria una nueva revolución de mentalidad: descubrir la belleza de la sexualidad humana hojeando el gran libro de la naturaleza; aprender a respetar el valor del cuerpo y la generación de la vida”.
Por otro lado, el Papa ha señalado que “otra dimensión de la sexualidad, no menos llena de desafíos para nuestro tiempo, es precisamente su relación con la generación de la vida”. “Hoy la separación ideológica y práctica de la relación sexual de su potencial generativo ha llevado a la búsqueda de formas alternativas de tener un hijo, que ya no pasan por las relaciones conyugales, sino que hacen uso de procesos artificiales”, ha apuntado.
Sin embargo, Francisco ha reconocido que, si bien “es bueno ayudar y apoyar un deseo legítimo de generar con los conocimientos científicos más avanzados y con tecnologías que curan y mejoran la fertilidad, no es bueno crear embriones de probeta y luego matarlos, intercambiar gametos y recurrir a la práctica del útero subrogado”. “En el fondo de la crisis demográfica en curso se encuentra, junto a diversos factores sociales y culturales, un desequilibrio en la visión de la sexualidad, y no es casualidad que el método Billings también es un recurso para tratar los problemas de infertilidad de forma natural y para ayudar a los cónyuges a convertirse en padres identificando los períodos más fértiles”, ha concluido. “En este campo, un mayor conocimiento de los procesos de generación de la vida, sirviéndose de las modernas adquisiciones científicas, podría ayudar a muchas parejas a hacer elecciones más conscientes y éticamente más respetuosas de la persona y su valor”.