Fue cura antes que fraile. O lo que es lo mismo, experto en procesos de paz y reconciliación antes que cardenal. O mejor aún, su capacidad para ejercer de mediador en conflictos internacionales le valió a Matteo Zuppi el favor del Papa para tener mitra, báculo y después revestirse de púrpura. Ahora Francisco confía en él para pilotar la mediación de la Santa Sede en Ucrania para intentar acabar con la actual guerra.
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Así lo ha expresado el director de la oficina de prensa del Vaticano, Matteo Bruni, a través de un comunicado: “Puedo confirmar que el Papa Francisco ha confiado al cardenal Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, la tarea de dirigir una misión, de acuerdo con la Secretaría de Estado, para ayudar a aliviar las tensiones en el conflicto de Ucrania, con la esperanza, nunca renunciada por el Santo Padre, de que esto pueda iniciar caminos de paz”.
Calendario en el aire
De esta manera, está previsto que Zuppi viaje en breve a Kiev para mantener conversaciones con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, así como con su gabinete. En cualquier caso, desde la Santa Sede no se han aventurado a dar fecha y se han limitado a exponer que “el calendario de tal misión, y sus modalidades, se están estudiando actualmente”.
Así, la Santa Sede visibiliza el empeño del Papa por acabar con el conflicto ucraniano, después que manifestara hace un mes que existía una vía abierta de negociación y justo cuando se cumple una semana del encuentro entre Francisco y Zelenski en el Vaticano que concluyó con el desprecio por parte del presidente ucraniano a cualquier mediación del Vaticano.
Gugerotti, descartado
En cualquier caso, la confirmación del pilotaje de este desafío por parte de Zuppi llega un día después de que el Dicasterio para las Iglesias Orientales del Vaticano negase la participación de su máximo responsable, el arzobispo Claudio Gugerotti, tal y como se dejó caer en varios medios digitales.
Pero, ¿por qué Matteo Zuppi ha sido el elegido por el pontífice argentino? El cardenal arzobispo de Bolonia, de 67 años, pertenece a la Comunidad de Sant’Egidio, una realidad eclesial que se sitúa a la vanguardia como referente a la hora de sofocar conflictos internacionales. Le respalda su labor impagable en Albania, Bosnia, Burundi, Guatemala, Kosovo o Uganda. Eso, sin contar su apuesta por la creación de corredores humanitarios para refugiados en cualquier tipo de guerra, así como su labor social con los sintecho en todos los rincones del planeta.
Diálogo de dos años
En el caso concreto de Zuppi, el ahora cardenal fue uno de los artífices del acuerdo que hace tres décadas puso fin a la guerra civil de Mozambique. La mediación de Sant’Egidio en la persona de su fundador, Andrea Riccardi, y del ahora cardenal, entre otros, propició un diálogo que duró más de dos años y que hoy se traduce en una paz consolidada que se logró a golpe de discreción y de encuentros informales.
Hace tan solo unos meses, recordando aquel hito, se refería directamente al conflicto ucraniano: “Mozambique vio surgir la primavera de la paz. Este recuerdo es hoy una inspiración, una esperanza en un mundo que se ha resignado a la guerra y habla un lenguaje de guerra. En Ucrania de forma cada vez más grave y preocupante”.
Más allá de este hito, en nuestro país, también puso de su parte para rubricar el fin de ETA. De hecho, fue uno de los testigos en el acto que se celebró en el Ayuntamiento de Baiona en abril de 2017 cuando se verificó el desarme de la banda terrorista ETA.