Religiosa que atiende a migrantes en la Ciudad de México advierte de una mayor crisis a causa de tiempos electorales

  • Asegura a Vida Nueva que el gobierno de la ciudad hizo “una limpia”, enviándolos a otros estados
  • Hermana Magda: al ejecutivo no le interesan estas personas, pues “no les dan votos”

haitianos en Ciudad de México

Desde principios de mayo de 2023, la Casa de Acogida Formación y Empoderamiento de la Mujer Migrante y Refugiada (CAFEMIN) -ubicada en la Ciudad de México- ha tenido que enfrentar una de sus mayores emergencias en la última década, pues a sus puertas han llegado mucho más migrantes y refugiados de diferentes partes del mundo.



Al conversar con Vida Nueva, la religiosa de la Congregación de San José, María Magdalena Silva Rentería, directora de CAFEMIN, detalló que tan solo en este último mes han llegado a atender hasta 800 personas al día, cuando la capacidad del lugar es para cien.

El panorama no es alentador. El arribo de migrantes continuará, pues “la crisis humanitaria parece que llegó para quedarse“; desafortunadamente -dice- se nos viene un año complicado con el tema político-electoral, y lo que menos les interesa, lo que menos les preocupa, son los migrantes”.

Los migrantes no les dan votos, y por lo tanto va a ser una población todavía mucho más golpeada, violentada, sacrificada, y no creo que haya respuestas, no para ellos; mientras tanto, seguirán siendo los albergues de la sociedad civil los que vamos a tener que seguir dando la cara”, añadió la religiosa.

Un aumento en el flujo migratorio

PREGUNTA.- Hermana, ¿a cuántas personas migrantes atiende diariamente CAFEMIN?

RESPUESTA.- Actualmente hay 500 en el albergue, pero hace unos días llegamos a atender hasta 800 en un día, cuando nuestra capacidad es de cien.

Desde diciembre del 2022 estuvimos atendiendo grupos muy grandes que permanecían de dos a cuatro días, y se iban. Pero ya al inicio del año, en enero, el flujo aumentó. Y es que hubo dos o tres factores que detonaron un flujo migratorio diverso en cuanto a nacionalidades.

La mayor presencia de migrantes en México está relacionada, por ejemplo, con las acciones políticas que tanto Estados Unidos como nuestro país han ido emprendiendo con fines electorales. Ahí hay un ingrediente interesante.

Además, se había anunciado el término del Título 42 y la apertura del Título 8, que ya no tiene nada que ver con los temas de salud a causa de la pandemia de Covid-19. En su momento, el Título 42 frenó de alguna manera los flujos migratorios.

Pero, por otro lado, el Título 8 establece que las personas que pasen de manera ilegal a los Estados Unidos serán deportadas inmediatamente a sus países de origen.

También tienen que ver los acuerdos que firmaron México y Estados Unidos, de ser este último un país de contención, atención y recepción de todas las personas que van a ser deportadas, sobre todo las que no apliquen con la solicitud de refugio, según las normas de Estados Unidos, y que es a través de una inscripción a una plataforma virtual.

Los migrantes que están aquí en México o en Guatemala o en Colombia, entran a esta plataforma, se registran y los ponen en espera de respuesta, las cuales son muy lentas, y la mayoría se queda sin respuesta.

Migrantes de muchas nacionalidades

Puestas las expectativas en México como país receptor de muchos flujos migratorios, han llegado de diversos países; en CAFEMIN, de enero a la fecha, hemos atendido alrededor de 5,000 personas de 22 nacionalidades; son flujos que antes no se habían presentado, por ejemplo, las familias paquistaníes.

Incluso, han llegado ucranianos, y sobre todo de Sudáfrica. En los 11 años que yo llevo trabajando aquí, no habíamos atendido esos flujos; ahora también de Perú, Ecuador y Bolivia; aunque en su mayoría son los haitianos; en segundo lugar, los venezolanos, y de ahí, pues ya todas las demás nacionalidades.

Una frontera de la zona centro

La Ciudad de México se nos convirtió en una frontera de la Zona Centro; mucho se debe a que también el Instituto Nacional de Migración mandó el mensaje de que aquí en la ciudad les estaban otorgando la forma migratoria múltiple, que les daba 45 días para poder transitar por el país de manera segura, entre comillas, pues a veces se las quitaban en los retenes y se las rompían, pero ellos se sentían seguros para llegar a las fronteras.

Recientemente se tenía la expectativa de que el gobierno de la Ciudad de México iba a abrir un albergue en Tláhuac, donde solamente tenían una capacidad para 120-150 personas; pero a la segunda semana de haberlo inaugurado se vio totalmente rebasado; llegaron hasta 4,500 personas.

La acción que emprendió entonces el gobierno fue de limpiar la ciudad; sin ninguna información ni consentimiento, empezaron a levantar a la gente para llevársela en camiones; los dejaban en Querétaro, Celaya, San Luis Potosí, Aguascalientes, Guadalajara, incluso en Acapulco.

La línea era muy clara: sacarlos de la Ciudad de México, limpiar la Ciudad de México; que no les estorbaran y que no les apareciera ningún ‘negrito en el arroz’ en la campaña política de Claudia Sheinbaum (jefa de gobierno de la Ciudad de México).

Ellos manejan que el albergue no se cerró, que simplemente hicieron una pausa, porque iban a hacer algunas remodelaciones, que la salida de la gente era más bien como ayudarle a la población para que se fuera acercando hasta la frontera norte.

Pero la sociedad civil, y quienes trabajamos en los albergues, nos dimos cuenta de todas esas situaciones de vulneración tremenda de sus derechos.

CAFEMIN con ayuda de parroquias, universidades y sociedad

P.- ¿De qué manera han podido enfrentar esta emergencia?

R.- Tenemos dos albergues más pequeños que CAFEMIN, ubicados en la Ciudad de México: el más chico, con capacidad para 60 personas; el de Nazareth, aún más pequeño, destinado para mujeres con hijos y familias que ya están en proceso de integración local y que ya están trabajando.

Lo que estamos haciendo para sostener todo esto es pedir ayuda, mucha ayuda con las parroquias de la vida consagrada, las diferentes iglesias, universidades, organizaciones de la sociedad civil; han sido muy generosas, y les agradecemos profundamente porque sin todo su apoyo no creo que pudiéramos estar atendiendo estos números tan grandes de población, pues todo se nos vuelve insuficiente, todo se nos colapsa: el drenaje, los servicios del gas.

Y es que también hay la preocupación de no convertir a nuestros espacios en lugares de hacinamiento, pues hay la capacidad para 100, y estamos atendiendo a 700 u 800 personas.

Todos los días le pido a Dios que no tiemble porque todo el albergue es cama con colchonetas con cobijas. Es difícil decirle ‘no’ a las personas. No me puedo limitar a la capacidad que tengo en el albergue. Yo no le puedo decir a una persona: ‘discúlpeme, pero no lo puedo atender porque no tengo lugar’. Estos hermanos llegan pidiendo un rinconcito porque no pueden estar en la calle con sus mujeres, con sus niños, con sus familias, y pues tienen razón. Entonces les decimos: ‘pasen’.

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