El Papa en el ángelus: “Haciendo la señal de la cruz recordamos que el amor de Dios es como un abrazo que no nos abandona”

“La de padre e hijo es una imagen familiar que, si pensamos en ella, socava nuestra imaginación sobre Dios”, ha afirmado Francisco

El Papa en el ángelus: “Haciendo la señal de la cruz recordamos que el amor de Dios es como un

“En el evangelio de hoy, Jesús, el Hijo, nos habla del Padre y de su inmenso amor”. Así lo ha señalado el papa Francisco en el ángelus de este domingo, solemnidad de la Santísima Trinidad.



“La de padre e hijo es una imagen familiar que, si pensamos en ella, socava nuestra imaginación sobre Dios”, ha afirmado. “De hecho, la misma palabra ‘Dios’ nos sugiere una realidad singular, majestuosa y lejana, mientras que oír hablar de un padre y un hijo nos retrotrae a casa. Sí, podemos pensar a Dios así, a través de la imagen de una familia reunida en torno a la mesa, donde se comparte la vida”.

Sin embargo, tal como ha asegurado el Papa, esto no es solo una imagen, sino que “es la realidad”. “Es realidad porque el Espíritu Santo, el Espíritu que el Padre ha derramado en nuestros corazones por medio de Jesús, nos hace gustar, nos hace saborear la presencia de Dios: una presencia cercana, compasiva y tierna”.

La señal de la cruz

“La invitación que nos dirige”, ha continuado el Papa, “es la de sentarnos a la mesa con Dios para compartir su amor”. Y esto, en definitiva, “es lo que sucede en cada Misa, en el altar de la mesa eucarística, donde Jesús se ofrece al Padre y se ofrece por nosotros”, porque “nuestro Dios es comunión de amor”.

Además, el Papa ha señalado que “la forma de recordar esto es algo muy sencillo, que aprendimos de niños: la señal de la cruz. Trazando la cruz sobre nuestro cuerpo recordamos cuánto nos amó Dios, hasta el punto de dar su vida por nosotros; y nos repetimos que su amor nos envuelve por completo, de arriba abajo, de izquierda a derecha, como un abrazo que nunca nos abandona. Y al mismo tiempo nos comprometemos a dar testimonio de Dios-amor, creando comunión en su nombre”.

Por eso, Francisco ha animado a preguntarse “¿somos testigos del amor de Dios? ¿O Dios-amor se ha convertido a su vez en un concepto, en algo ya sentido, que ya no mueve ni provoca vida?”.

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