Las inundaciones que se han sucedido en el Valle del Jerte en los últimos días han afectado seriamente a la cosecha de cerezas, así como de otros cultivos en distintas zonas de la región. Por ello, el obispo de Plasencia, Ernesto Brotóns, ha señalado que la “Iglesia diocesana lamenta y comparte la desazón y preocupación de los agricultores y familias de nuestros pueblos”.
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“Queremos en estos momentos manifestar nuestra cercanía, apoyo y solidaridad con quienes han perdido gran parte del fruto del esfuerzo de todo un año, y con todos los temporeros y emigrantes, que, ante la imposibilidad de recoger la fruta, se han quedado sin trabajo”, ha escrito el obispo en un comunicado, en el que asegura que. “somos conscientes de que gran parte de la economía de la zona depende de esta campaña”.
Por todo ello, la diócesis respalda la solicitud de la Mancomunidad del Jerte de ‘Declaración de zona afectada gravemente por una emergencia de protección civil’, “con la esperanza de que, lo antes posible, se tomen las medidas necesarias para afrontar la dureza de esta catástrofe”. “Por nuestra parte”, continúa el obispo, “desde Cáritas y desde las distintas parroquias de las comarcas afectadas, nos ponemos a disposición de quienes puedan necesitar nuestra ayuda. Oramos por todos y pedimos al Señor que la unidad y la solidaridad sean el mejor instrumento para hacer frente a esta situación”.
Pérdidas millonarias
Las últimas lluvias registradas en el norte de Extremadura han provocado la pérdida de aproximadamente el 80 por ciento de la producción de cerezas del Valle del Jerte y algunas comarcas aledañas, lo que supone un “total desastre” para los agricultores de la zona.
Tal como recoge Europa Press, sí lo ha señalado el presidente de la Mancomunidad de Municipios de Valle del Jerte y agricultor, José Ramón Herrero, que ha explicado que la cereza es un fruto al que la lluvia hace “mucho daño” cuando está maduro porque “el árbol coge muy rápido el agua” por lo que la fruta “empieza a engordar muy deprisa y revienta la piel y se agrieta”.
Herrero ha cifrado que económicamente estas pérdidas alcanzan los “100-120 millones de euros perfectamente” lo cual es “un lastre total” para los vecinos de la zona ya que “el 90 por ciento de la población de estas comarcas viven directamente de la cereza” y a ello hay que sumar otros negocios que “indirectamente también viven” de este fruto.