“La noche ha transcurrido bien”. Es el breve parte lanzado por la Santa Sede sobre el estado de salud del papa Francisco, después de que ayer por la tarde fuera operado de una hernia abdominal en el hospital Gemelli de Roma.
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Jorge Mario Bergoglio se encontraría ya en la planta décima del centro clínico, en el llamado apartamento pontificio, que es la habitación en la que residen los papas cuando tienen que ser internados en el hospital por cualquier motivo.
Patología benigna
La intervención a la que fue sometido el pontífice argentino duró aproximadamente tres horas, el resultado fue óptimo, no tuvo complicación alguna y, tal y como confirmó su cirujano, Sergio Alfieri, no tiene vinculación alguna con los divertículos del colon que le fueron extirpados hace dos años. A la par, insistió una y otra vez en que se trataba de una “patología benigna”, rebatiendo al paso los rumores de ida y vuelta que siempre han dejado caer que Francisco podría estar enfermo de cáncer.
El problema estaría vinculado a los efectos de una peritonitis, de la que probablemente fue operado hace años en Argentina, y cuyas cicatrices, con el tiempo, le habrían provocado “adherencias” en el intestino. Esta situación, en palabras del doctor, le provocaba unos dolores “cada vez más frecuentes” que ahora se habrían liberado
Aunque no se esperan complicaciones en las próximas horas y días, el médico recordó que “el papa tiene 86 años, que ya ha pasado por cuatro cirugías, que fue hospitalizado recientemente por una infección pulmonar, y por lo tanto, claramente nosotros tomaremos todas las precauciones”.