¿Es necesaria la exégesis?


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La semana pasada pudimos asistir por televisión a una comunicación de Ione Belarra, secretaria general de Podemos, para dar cuenta de la postura del partido sobre la posibilidad de ir en coalición con Sumar a las próximas elecciones generales. La comunicación fue tan oscura –afirmando una cosa y su contraria: firmaremos, pero no aceptamos vetos– que los diferentes medios de comunicación no sabían exactamente a qué atenerse. Incluso hubo algún comentarista que llegó a afirmar: “Aquí hace falta exégesis”.



Por exégesis se entiende el ejercicio de “sacar” u obtener el sentido de un texto. Es lo que se tiene que hacer normalmente con la Escritura, habida cuenta de que estamos ante un texto antiguo, compuesto en situaciones que no son las actuales. De hecho, ya desde antiguo ha sucedido esto. En Qumrán, por ejemplo, practicaron la exégesis bíblica mediante un género literario denominado ‘pésher’ (interpretación), que actualizaba para el hoy de la comunidad textos de la Escritura. Así, Hab 1,6 (“yo levanto a los caldeos, nación cruel y presurosa, que camina por la anchura de la tierra para poseer las moradas ajenas”) fue interpretado en el ‘pésher’ de Habacuc qumranita de la siguiente manera: “Los caldeos, pueblo cruel y resuelto. Su interpretación se refiere a los ‘kittim’ [los romanos], que son rápidos y poderosos en la batalla para destruir a muchos […] conquistarán muchos países y no creerán en los preceptos de Dios” (II,12-13).

San Pablo

Los primeros cristianos también practicaron la exégesis, y una exégesis muy particular denominada “tipológica”, que consistía en leer la Escritura en función de Cristo. Así, lo que luego se llamará “Antiguo Testamento” era interpretado como figura (‘typos’) de la verdadera realidad. Un ejemplo de esta clase de exégesis la encontramos ya en Pablo, que lee el acontecimiento del Éxodo en esa clave de prefiguración:

“No quiero que ignoréis, hermanos, que nuestros padres estuvieron todos bajo la nube, y todos atravesaron el mar, y todos fueron bautizados en Moisés por la nube y por el mar; y todos comieron el mismo alimento espiritual; y todos bebieron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que los seguía; y la roca era Cristo. Pero la mayoría de ellos no agradaron a Dios, pues sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto. Estas cosas sucedieron en figura para nosotros, para que no codiciemos el mal como lo codiciaron ellos” (1 Cor 10,1-6).

La ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, en el Congreso de los Diputados

La ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, en el Congreso de los Diputados

Hacer exégesis no es un lujo. Es algo necesario para poder entender un texto, es decir, para hacer que ese texto ofrezca su sentido para nuestro hoy.