“La Eucaristía es la respuesta de Dios al hambre más profunda del corazón humano, al hambre de vida verdadera: en ella Cristo mismo está verdaderamente entre nosotros para alimentarnos, consolarnos y sostenernos en nuestro camino”. Así lo ha recordado el papa Francisco a los miembros del Comité Organizador del Congreso Eucarístico Nacional de Estados Unidos, a quienes ha recibido este lunes en el Vaticano.
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“Desgraciadamente, hoy en día, a veces entre nuestros fieles algunos creen que la Eucaristía es más un símbolo que la presencia real y amorosa del Señor”, ha reconocido el Papa, “pero es más que un símbolo, es la presencia real y amorosa del Señor”. Por lo tanto, Francisco ha expresado su deseo de que el Congreso Eucarístico “inspire a los católicos del país a recuperar el sentido de asombro y asombro ante este gran don que el Señor nos ha dado, y pasar tiempo con él en la celebración de la Santa Misa, así como en la oración personal y en adoración al Santísimo Sacramento”.
Sentido misionero
“Creo que en esta época moderna hemos perdido el sentido de la adoración. Debemos recuperar el sentido de adorar en silencio, adorar”, ha continuado, subrayando que “en la Eucaristía encontramos a Aquel que se entregó enteramente a nosotros, que se sacrificó para darnos vida, que nos amó hasta el extremo”, y “nos convertimos en testigos creíbles de la alegría y de la belleza transformadora del Evangelio sólo reconociendo que el amor celebrado en el Sacramento no puede quedarse para nosotros sino que exige ser compartido con todos”.
“Este es el sentido del espíritu misionero: vas, celebras la Misa, comulgas, haces la adoración… ¿y después? Entonces salid, salid a evangelizar”, ya que “la Eucaristía nos empuja a un amor fuertemente comprometido con el prójimo, porque no podemos comprender y vivir verdaderamente su sentido si cerramos el corazón a los hermanos y hermanas, especialmente a cuantas son pobres, sufren, están agotadas o perdidas en la vida”.