La elecciones generales del 23 de julio de 2023 están a la vuelta de la esquina. Y, en este contexto, la Comisión General de Justicia y Paz ha planteado una serie de reflexiones con el objetivo de “contribuir a una opinión madura e independiente de la ciudadanía de cara el ejercicio del voto.
- PODCAST: Meditación cristiana. ¿Sincretismo?
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Así, en primer lugar, destacan que “en la pasada legislatura (2019-2023) se han producido acontecimientos que han condicionado de manera muy relevante la vida política, económica y social”, como es el caso de la pandemia de Covid-19 y la Guerra de Ucrania, las cuales han obligado “a reconsiderar prioridades y tomar decisiones desde parámetros distintos a los que las personas responsables de la política y la sociedad tenían por costumbre”.
“El Gobierno que salga de los futuros comicios debe desarrollar una cultura de solidaridad en favor de las personas ‘descartadas’ por el sistema y trabajar por su inclusión, no sólo en situaciones de necesidad sino en todo momento”, reclama Justicia y Paz, que considera que “es importante que los partidos políticos ofrezcan programas serios y audaces para erradicar la pobreza, en la línea de las las propuestas realizadas por Cáritas”.
De esta manera, y “reconociendo el trabajo del Gobierno de coalición ante los retos inéditos”, la organización considera que “es fundamental mantener, continuar y mejorar los avances en materia social, económica, fiscal, laboral y de género por el Gobierno que salga de las futuras elecciones”. “Asimismo entendemos que no existe justicia social sin una adecuada justicia fiscal basada en criterios redistributivos que permitan un fortalecimiento del Estado del Bienestar -educación, sanidad, servicios sociales, pensiones, empleo- y un adecuado ejercicio de los derechos sociales”, subraya Justicia y paz. “En este sentido lamentamos el uso perverso y confuso que en determinados ámbitos se está realizando de la palabra libertad, ligada a actitudes individualistas y hedonistas poco solidarias”, aseveran.
El mal uso de la palabra “libertad”
Del mismo modo, han lamentado también “el discurso belicista del Gobierno de coalición y su hipervisibilización en la Guerra de Ucrania; ello sin perjuicio de condenar sin paliativos la invasión de Ucrania por parte de Rusia”. En este sentido, la organización se une “a los esfuerzos realizados por el papa Francisco en favor de la paz y consideramos que el partido político que surja de las futuras elecciones tiene que apostar decididamente por promover una cultura de paz y a favor del desarme”.
Por otro lado, y en cuestión de políticas migratorias, Justicia y Paz subraya que “no deben estar basadas en la construcción de una Europa fortaleza, exclusiva y excluyente, que cierra los ojos a las tragedias que ocurren a sus puertas”. “No puede permitirse que vuelvan a surgir acontecimientos como el del muelle de Arguineguín, Ceuta o Melilla”, reclaman. “No puede permitirse que los gobiernos de la Unión Europea, y por ende el español, cierren los ojos y miren para otro lado”.
De esta manera, “el Gobierno que surja de las elecciones del próximo 23 de julio debe abordar en el ámbito nacional y en el de la Unión Europea -más aún coincidiendo con el semestre de presidencia española- las causas estructurales que están en la base de las migraciones y tratar con dignidad y respeto a las personas que llegan. Vinculado a ello están las políticas de cooperación al desarrollo que deben superar los peligros de nuevos modelos de colonización”.
Asimismo, Justicia y Paz apunta que “la apuesta por un desarrollo sostenible debe estar en el centro de las políticas públicas”, por lo que el nuevo gobierno debe “seguir apostando por los Objetivos de Desarrollo Sostenible a fin de avanzar en el cuidado de las personas, la gestión de los recursos y el respeto de la naturaleza y su entorno”.
Finalmente, la organización apunta que “es necesario poner los cimientos de sociedades que destierren el miedo y la incertidumbre y promuevan el encuentro entre las personas”. En este sentido, “consideramos que no deberían tener lugar en las opciones de voto de la ciudadanía propuestas políticas que fomenten la criminalización de quien es diferente, el racismo y la xenofobia”.
“La defensa de todos los derechos humanos, sociales, económicos y culturales, pasa también por una participación consciente, crítica, informada y formada en el ejercicio del voto que no podemos eludir”, concluyen. “No ejercer este derecho supone dejar en otras personas nuestra responsabilidad por la aportación propia en la construcción de un mundo más justo y en paz”.