Mariano Gamo, emblemático párroco en el madrileño barrio de Moratalaz que mostró su compromiso con los más vulnerables en un momento crucial, durante el tardofranquismo y en los inicios de la democracia, murió ayer a los 92 años.
Siguiendo la senda de los curas obreros de los años 50 y 60 y, luego, en la Iglesia madrileña, de compañeros como Enrique de Castro (fallecido meses atrás), que abrió su parroquia de Entrevías a todos los colectivos vecinales, Gamo no dudó, en los años finales de la dictadura, en denunciar las vulneraciones de los derechos humanos por parte del régimen de Franco.
Hostigado por el régimen
Al llegar a Moratalaz en 1963, el sacerdote, a cuyo padre fusiló en la Guerra Civil el bando republicano, era conocido por su filiación comunista. El régimen le hostigaba al tener noticias de que organizaba encuentros clandestinos de Comisiones Obreras, hasta que, al final, el 1969, aprovechando un estado de excepción, fue detenido y condenado a tres años de cárcel.
Experiencia que el propio Gamo, en una entrevista con ‘Ctxt’ en 2019, recordó así: “A las nueve de la mañana me juzgaron y, al final del interrogatorio, el juez Cánoves preguntó si tenía algo más que añadir. Dije que sí. Que toda la acusación que se me podía hacer es que yo luchaba por una Iglesia libre dentro de un Estado libre. Eran palabras de Pablo VI. Tres años de condena. Y fui trasladado a la cárcel de Zamora”.
La Iglesia, la gran vencedora
Un penal en el que compartió condena junto a otros sacerdotes críticos con la dictadura. Frente a lo que, como lamentó en esa misma entrevista, era la posición oficial de la Iglesia, protagonista y gran beneficiada en el régimen nacional-católico: “Estaba muy cómoda. La jerarquía, sobre todo, estaba disfrutando. Vivía en el paraíso terrenal, considerando la posición canónica que establecía la unión de la Iglesia y el Estado. (…) La Iglesia había ganado la guerra, más que el ejército y más que la Falange”.
Con la Transición, convencido de que el PSOE no había ejercido una oposición militante durante los 40 años de la dictadura y siendo un gran crítico de Santiago Carrillo al frente del PCE, el sacerdote dio el paso y, en 1977, concurrió a las primeras elecciones en las listas de la Organización Revolucionaria de los Trabajadores (ORT), de carácter maoísta. Posteriormente, en los años 90, sería diputado por Izquierda Unida (IU) en la Asamblea de Madrid.
En la hora de su muerte, quien quiera protagonizar más sobre su figura puede acudir al libro ‘Mariano Gamo, testigo de un tiempo. Entre cristianismo y marxismo, y viceversa’, de Juan Antonio Delgado de la Rosa, publicado en Endymion.