Según ha podido saber Vida Nueva, alrededor de 2.200 sacerdotes de los 16.126 que hay en España han recibido algún tipo de formación vinculada a la lacra de los abusos sexuales. O lo que es lo mismo, solo el 14% de los curas estarían de alguna manera acreditados para afrontar esta crisis estructural y de credibilidad.
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Un camino por recorrer
Nadie niega que no se estén dando pasos en firme en la lucha contra la pederastia eclesial, como así lo demuestran tanto la reciente instrucción aprobada por el Episcopado como la auditoría externa encargada por los obispos, además de las múltiples iniciativas de acompañamiento a las víctimas. Sin embargo, esta carencia formativa habla de que, lejos de estar en la etapa final o dar por resuelta esta encrucijada, queda un largo trecho por avanzar en un camino que todavía presenta baches y minas.
Destinar recursos para que todos los agentes de pastoral, no solo los presbíteros, puedan contar con unas mínimas herramientas en materia de prevención, detección y actuación es la única vía para poder hacer realidad esa ‘tolerancia cero’ que pide Francisco en el presente y el futuro. De lo contrario, se cerrará en falso una tragedia que no es cosa solo del pasado.