Tribuna

La oración de Barbie

Compartir

Con razón, ‘Barbie’, película dirigida por Greta Gerwig y protagonizada por Margot Robbie y Ryan Gosling, está arrasando. Y es que, desde el humor hilarante y sin complejos, nos pone frente al espejo y, al ver desnudas muchas de nuestras malas conductas y prejuicios, nos nutre de vitaminas feministas. Es decir, valores justos y necesarios en un mundo en el que muchas niñas y mujeres no pueden ser lo que anhelan, precisamente, por su condición femenina.



Pero, más allá del meollo de la película, que no es otro que la denuncia de un dominio patriarcal enraizado hasta el tuétano en nuestra sociedad, Greta Gerwig, consciente o no, va más allá. No obstante, un aparentemente encanto perfecto se rompe con esta pregunta: “¿Habéis pensado alguna vez en la muerte?”.

La gran metamorfosis

Formulada por Barbie en pleno éxtasis musical, el baile cesa abrupto y la sonrisa de todos los presentes se queda congelada. Ahí, en ese preciso instante, la muñeca da el primer paso para convertirse en humana. Como le ocurre a toda persona, la gran metamorfosis, el alfa y el omega que todo lo marca y para el que no hay marcha atrás, llega cuando emergen en nosotros las primeras preguntas que, lejos de poder ser respondidas con un “sí” o un “no” por nuestros padres, nos conectan con la humanidad y su búsqueda sin fin.

Un camino, al fin y al cabo, en el que ofrecemos muchas respuestas más o menos elaboradas, pero siempre desde la conciencia colectiva de que las preguntas son las que en verdad nos trascienden, pues son inabarcables en su plenitud.

Barbie

El deseo de crear

En ese baile agónico, si certezas ni asideros, sin aparente sentido, es en el que se va introduciendo poco a poco Barbie. Hasta llegar a su culmen: “Quiero crear, no ser la obra”. Ese espíritu que se derrama a borbotones, esa pulsión por sumirse en un alma humana marcada por las alegrías y las abundantes lágrimas, es todo lo contrario de un baile sin fin, mecánico y perfecto. Es una oración.

Porque Barbie culminará o no su camino como creyente, agnóstica o atea, pero ya está buscando. Ninguna oración se eleva con tanta fuerza hacia el misterio como aquella que se bosqueja con un nudo en la garganta.