Cada vez que el papa Francisco se encuentra con alguien, ya sea un jefe de Estado o un feligrés sin título que tiene la suerte de compartir un momento de conversación con él, le regala unas estampitas que invitan a rezar, incomodan y desinstalan. Todas hablan por sí mismas del alma de Jorge Mario Bergoglio. El Pontífice entregó a los miembros del equipo de Vida Nueva seis de estas imágenes.
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Están presentes algunos de sus pilares espirituales, como el esposo de María, que incluye una oración que dice así: “Glorioso Patriarca San José, cuyo poder sabe hacer posibles las cosas imposibles, venid en mi ayuda en estos momentos de angustia y dificultad. Tomad bajo vuestra protección las situaciones tan serias y difíciles que os encomiendo, a fin de que tengan una feliz solución. Mi bienamado Padre: toda mi confianza esta puesta en Vos. Que no se diga que os he invocado en vano. Y puesto que Vos podéis todo ante Jesús y María, mostradme que vuestra bondad es tan grande como vuestro amor. Amén”. El Papa subraya que se trata de “una oración francesa que se encontró en un manual de las monjas de Jesús-María, de la primera fundación, en torno a 1700. Es hermosa, es un desafío a san José”.
La huida de Egipto
San José es también protagonista del ‘La fuga in Egitto’ (2019), del artista italiano Massimiliano Ungarelli. La obra original está en la Casa Santa Marta. Como explica el Pontífice, “el pintor es un piamontés, que me regaló el original. Dice que hay que desmitificar la huida a Egipto, porque cuentan que la Virgen fue en carroza, cuidada por ángeles… Y para él es como este sirio escapando de Siria con su hijo. A mí me dice mucho”.
Este exilio entronca directamente con otra de las estampas, en la que se ve a varias familias cargando por el desierto todos los enseres que han podido rescatar del hogar abandonado. Ancianos guiando a niños de la mano, hombres cargando grandes bolsas en las que toda su vida está dentro, mujeres con la cabeza gacha… Con gesto adusto, conmovido, Francisco mira la foto y dice: “Esta de los migrantes habla por sí sola”.
Oración de Sant’Egidio
El alma de esta escena se recoge, en el reverso, en una ‘Oración por los migrantes’ de la Comunidad de Sant’Egidio. Una muestra más de que las personas migrantes están en el corazón de Bergoglio y la defensa de su dignidad vertebra uno de los motores de su pontificado.
La plegaria del grupo fundado por Andrea Riccardi dice así: “Oh, Señor, como ovejas sin pastor van en busca de una patria. Están asediados por lobos, por falsos pastores mercenarios. No pueden avanzar y no pueden retroceder, entre paredes, alambradas de espino y perros, miradas despiadadas y violencia. No tienen padre ni madre, no tienen patria ni casa. Acude en su rescate, tú, pastor de Israel, guía del pueblo en los peligros del mar y del desierto. Sé guía en la oscuridad y consuelo en el largo camino. Abre las puertas y los muros, y los corazones y los brazos de un mundo hostil e inhóspito. Tú, pastor de Israel, escucha nuestra oración y sus gritos de dolor”.
“Una amiga mía, la Teresita”
Otra aliada del Papa es santa Teresita del Niño Jesús, patrona de las misiones de la que este año se cumple el 150º aniversario de su nacimiento. Al regalar su estampa, habla así de ella: “Esta es una joyita de una amiga mía, la Teresita. Yo le tengo mucha confianza y me encomiendo. Cuando hay lío, le digo: ‘Arregladlo vos’. Y a veces añado: ‘Si lo vas a arreglar, mándame una rosa’. Y, si se la pido, viene. Llámenlo como quieran: superstición, magia… Yo creo que es simplemente oración”.
La plegaria que se incluye en la cuartilla dice así: “Oh, Teresita del Niño Jesús, / por favor, recoge una rosa / de los jardines celestiales / y envíamela como mensaje de amor. / Florecita de Jesús, / pídele hoy a Dios que me alcance / las gracias que yo ahora pongo / con confianza en tus manos. / (Pedir la gracia). / Santa Teresita, ayúdame a creer siempre / -como tú lo hiciste- / en el gran Amor que Dios me tiene, / de modo que yo pueda imitar / tu caminito cada día”.
El horror de Nagasaki
A Bergoglio le cautiva una imagen del fotógrafo norteamericano Joseph Roger O’Donnell. Tenía 23 años, era marine del Ejército y estaba en Nagaski, la ciudad japonesa sobre la que cayó la bomba atómica el 9 de agosto de 1945. La estampita explica que muestra a “un niño que espera su turno en el crematorio para su hermano muerto en su espalda. La tristeza del niño solo se expresa en sus labios mordidos y rezumados de sangre”. “Vino a verme el hijo de este fotógrafo en mi viaje a Japón (la viuda no pudo venir) y le saludé. Es ‘el fruto de la guerra’”, añade el Papa.
La última imagen es de una anciana sosteniendo a un bebé. La fotografía fue tomada el 1 de junio de 2019, durante el viaje papal a Rumanía por el Encuentro Mariano con las Familias y los Jóvenes. Como se explica en el reverso, mientras Bergoglio avanzaba entre la multitud, la mujer levantó a su nieto y, con emoción, le dijo: “Mira, ahora puedo soñar”.
Encuentro en Rumanía
Francisco explica a Vida Nueva cómo le marcó ese instante: “Vino la viejita con su nieto en brazos, de cuatro o cinco meses, quizá menos; me mira y me lo muestra. Y eso me tocó, porque son dos generaciones… Los viejos con los jóvenes, la mujer que ve su futuro. Y me quedé tan emocionado que siguió caminando el auto y pensé: ‘¡Qué lástima que no le hice venir a la vieja para subirla arriba!’. Durante el discurso, cité a la vieja. Cuando llegué, le dije al fotógrafo: ‘¡Qué lástima!’. Y me dice: ‘Me di cuenta y saqué una foto’. Y añadí esto al discurso, sobre el encuentro de viejos y jóvenes, un tema muy recurrente. ¿Qué sucedió? Que esto recorrió el mundo. En Rumanía no digo que cada familia la tiene, pero casi. La estampita corrió por todos los lados en rumano. Y a los rumanos no se les ocurrió otra cosa que traer a la anciana a una audiencia, hace un par de meses, feliz. Esta vez, sin el niño”.
Fotos: Jesús G. Feria/VN.