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Los padres de la Iglesia


Una obra del papa Benedicto XVI (Ciudad Nueva, 2008). Es recensionada por Marina de Miguel

Libro Padres De La Iglesia

 

Los padres de la Iglesia. De Clemente de Roma a san Agustín

Autor: Benedicto XVI

Editorial: Ciudad Nueva

Lugar: Madrid

Páginas: 262

 

(Marina de Miguel) Ahora, dedicaremos nuestra atención a los santos Padres de los primeros siglos cristianos. Así podremos ver cómo comienza el camino de la Iglesia en la historia”. De este modo explicaba Benedicto XVI su propósito de dedicar una serie de catequesis, que se desarrolló en las audiencias generales de los miércoles desde febrero de 2007 hasta marzo de 2008, a sacar “la luz y la fuerza” de estos primeros cristianos para “promover una auténtica renovación moral, social y económica” de la sociedad actual.

Esta vuelta a los albores para mostrar la antigüedad y la continuidad de la fe cristiana está recogida en Los padres de la Iglesia, recopilación publicada en España por Ciudad Nueva, con el visto bueno de la librería Editrice Vaticana. “En verdad, su pensamiento doctrinal es lo que los constituye en ‘personalidades’ privilegiadas, puesto que -como es sabido- ‘la tradición’ que ellos representan es como el depósito de la fe que profesa la Iglesia entera y que fluye por los apóstoles desde su fuente original: Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre”, escribe en el prólogo Marcelo Merino Rodríguez, profesor de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, para explicar la selección realizada por el Sumo Pontífice. En definitiva, se trata de figuras que se han hecho indispensables en la comprensión y mejora de la vida y el pensamiento en los orígenes de la Iglesia.

Las catequesis abarcan las dos primeras épocas de la Patrística: la primera, que comienza con Clemente de Roma y termina en los albores del siglo IV, con el Concilio de Nicea (año 325); y la segunda, llamada también Edad de Oro de la Patrística, que se extiende durante todo ese siglo IV y llega hasta 430, con la muerte de san Agustín.

Las enseñanzas de estos discursos son universales, conciernen a todo hombre de cualquier época y cultura. Es más, el papa Benedicto XVI resalta de cada uno de ellos sus puntos nucleares, que no son otros que los de la Iglesia en todas sus épocas. A través de ellos, es posible ver cómo los primeros hermanos supieron resolver las dificultades con los medios que esa fe les facilitaba.

Si hubiera que buscar un rasgo común a todos, sería su fuerza de voluntad que demostraron a la hora de avanzar por el camino que lleva a la Verdad. No en vano, el Papa recurre a las palabras de san Paulino de Nola para testimoniarlo: “El atleta no gana cuando se despoja de la ropa, pues deja los vestidos para comenzar a luchar. Sólo recibe la corona de vencedor después de haber combatido como se debe”.

Publicado en el nº 2.630 de Vida Nueva (Del 4 al 10 de octubre de 2008).

Actualizado
03/10/2008 | 08:03
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