“Queridos hermanos y hermanas, ante la Diada de este año, os pido que, en las celebraciones eucarísticas de este domingo, cumplamos el deber que nos recuerda san Pablo de orar por nuestros gobernantes, a fin de que podamos llevar una vida tranquila y pacífica, con toda piedad y honestidad (cf. 1Tm 2,2)”. Esta es la petición del cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, ante la Diada 2023.
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En medio del vaivén político por la amnistía, el también presidente de la Conferencia Episcopal Española llama a vivir esta festividad que se celebra mañana, 11 de septiembre, en espíritu sinodal.
“Mañana se celebra la Diada de Catalunya, una celebración civil, pero que también puede ser un momento oportuno para que los católicos recordemos nuestros deberes con la sociedad en la que vivimos y así colaboremos en el bien común. Celebraremos esta Diada con el horizonte de la próxima reunión de la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de Obispos que tendrá lugar en Roma del 4 al 29 de octubre de 2023″, comienza explicando en su carta pastoral de este domingo.
Según pone de manifiesto, “la Iglesia católica se ha puesto en movimiento, sumando a todas las personas que lo deseen, fiel a la misión que le ha confiado Nuestro Señor Jesucristo. El camino recorrido hasta el día de hoy ha permitido identificar y compartir las peculiaridades de las situaciones que vive la Iglesia en las distintas regiones del mundo. Este camino nos ayuda a respetar y amar la diferencia, y a apreciar en todo momento lo mucho que nos une”.
La riqueza del pueblo catalán
Justamente -apunta el prelado-, “la Diada de Catalunya es una jornada festiva y una buena oportunidad para compartir y poner en práctica el mismo espíritu de comunión, escucha y trabajo en equipo del Sínodo”. “Es una jornada ideal para que todos participemos en comunión y fraternidad, es una fiesta en la que salimos a la calle para disfrutar la alegría de compartir una historia, una cultura y unas tradiciones”, añade.
Para Omella, la Diada “es un encuentro cordial y familiar. Encontrarnos entre nosotros es encontrar al Señor en medio de nosotros. La gran riqueza del pueblo catalán está en su unidad y no en su uniformidad, en su enriquecedora diversidad. Cataluña es plural y diversa, precisamente en esta diversidad radica su belleza y fuerza para salir adelante”.
Así, “mientras esperamos la celebración de la próxima asamblea sinodal, os propongo orar por nuestro pueblo, esta tierra de acogida que siempre ha sido alegre y trabajadora. Oremos para que los catalanes no perdamos nunca la fe, puesto que la fe se encuentra en nuestra identidad más profunda”. “Confiamos hoy al Señor la misión que todos tenemos de trabajar unidos por el bien común”, subraya.