A cincuenta años del momento histórico que marcó una inflexión en el devenir de Chile, lamentablemente el país sigue fracturado y los flancos extremos no parecen dispuestos a entenderse ni menos reconciliarse para construir un futuro. Quizás, uno de los cientos de factores que han enrarecido el contexto nacional y empeorado la situación es que los diversos actores han mezclado y confundido los conceptos de memoria e historia sobre lo sucedido el 11 de septiembre de 1973. Esto ha dificultado la posibilidad de entendimiento, perdón, reconciliación y edificación de un presente y futuro que sane nuestras heridas como nación.
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¿Qué es memoria? Son el conjunto de recuerdos, imágenes, sensaciones y constructos personales y subjetivos que una persona o una pequeña comunidad tiene sobre hechos o circunstancias determinadas. Por lo mismo, posee el matiz y la riqueza de la sensibilidad, perspectiva, paradigma y creencias de quien la tiene, y no necesariamente se ajusta la verdad histórica.
Distintas perspectivas
Por ejemplo, la memoria de un joven de 20 años, perteneciente a grupos de izquierda, que vivía en el centro de Santiago, la capital de Chile, probablemente será muy distinta a la de una persona de 55, residente en el campo, de línea más conservadora y padre de seis hijos. Cada uno de ellos hizo su propio caleidoscopio de imágenes, editó las noticias que le fueron afines, atesoró los recuerdos que más lo impactaron, escuchó los relatos que le fueron más significativos y aún conserva las heridas que todo ese tiempo traumático les dejó.
La memoria, por su esencia, es sagrada y debe ser respetada, ya sea la individual o la comunitaria, porque son los vínculos que la persona entretejió, que explican su identidad y dan razón de su propósito. Intentar borrar la memoria a alguien o imponerle otra es un asesinato a la dignidad y se reacciona con rebeldía y violencia.
¿Qué es historia?
¿Qué es historia? La historia, por su parte, es una ciencia social que estudia y expone, de acuerdo con determinados principios y métodos, los acontecimientos y hechos que pertenecen al tiempo pasado y que constituyen el desarrollo de la humanidad desde sus orígenes hasta el momento presente. Esta toma en cuenta las memorias, pero las integra dentro de una mirada que suma influencias políticas, económicas, religiosas, sociales, ambientales y de toda índole humana.
En el caso particular del golpe militar de 1973, la historia da cuenta del contexto mundial, de los fenómenos que se venían gestando en la sociedad chilena desde hace varias décadas antes, de la idiosincrasia y de otros elementos multicausales que evidencian la complejidad de lo sucedido. La historia lo que busca es entender el pasado para aprender en el presente y construir un mejor futuro.
Tratan de imponer “verdades”
¿Cuáles son las consecuencias de querer imponer las memorias como historia? Lo que está sucediendo hoy en Chile y también en otros países fracturados es que hay grupos que no hacen la distinción y siguen apegados a sus memorias, queriendo convertirlas en “la Historia”. Así generan ronchas en los que poseen memorias diferentes y se hace imposible gestar un relato común. Extremos de un lado y otro quieren imponer “verdades” y con eso pasan a llevar dolores, reabren heridas y no es posible avanzar.
¿Cómo ir entretejiendo los dos relatos con una “y” en vez de una “o”? Lo único que nos puede ayudar es que, a nivel macro y micro político, todos y cada uno estemos dispuestos a poner una “y” en nuestros relatos y aceptar que cada cual vivió los hechos con su perspectiva y que eso merece respeto y solidaridad. Dar el crédito a la memoria del otro, honrarla y permitir que convivan como mil espejos de un mosaico universal.
Buscar los puntos básicos
Además, habrá que tener una mirada histórica responsable y avanzar en treguas, acuerdos y pactos donde haya ciertos puntos básicos para construir en paz y nunca más repitamos lo de 1973. Que el dolor de tantos, que continúa palpitando en nuestras calles hasta hoy, sea el incentivo para salir de la dinámica de la “o”, tan autodestructiva y polarizante.
Es vital que la historia ayude a poner en contexto la memoria para que caiga en sesgos que distancian a las personas aún. Y, sobre todo, es clave llegar lo más cercano a la verdad posible de los hechos históricos para hacer justicia y así alcanzar la reconciliación. No hay peor ciego que el que no quiere ver. Que Dios y la Virgen del Carmen, patrona de Chile, protejan a todos su habitantes y nos lleven a la concordia y la reconciliación nacional