Francisco podría haber reabierto una puerta a la reflexión abierta a considerar tanto la bendición de las uniones entre homosexuales, así como a no dar por zanjado el debate sobre el sacerdocio femenino. Al menos así se desprende de las respuestas dadas por la ‘dubia’ planteada en julio al Papa por parte de cinco cardenales –Burke, Brandmuller, Sandoval, Sarah y Zen– y que se hicieron públicas ayer.
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En la reflexión que comparte con los cardenales, en ningún momento expresa con contundencia su ‘no’ a las bendiciones a las uniones civiles de parejas del mismo sexo. Sí deja claro desde la primera línea que el matrimonio solo puede ser concebido como la unión entre un hombre y una mujer y que, por tanto, “la Iglesia evita todo tipo de rito o de sacramental que pueda contradecir esta convicción”.
A la vez, el Papa, reivindica que “en el trato con las personas no hay que perder la caridad pastoral. Por consiguiente, no podemos constituirnos en jueces que solo niegan, rechazan, excluyen”. Con todo, detalla que “la prudencia pastoral debe discernir adecuadamente si hay formas de bendición, solicitadas por una o por varias personas, que no transmitan una concepción equivocada del matrimonio”.
“Porque -continúa el Papa- cuando se pide una bendición se está expresando un pedido de auxilio a Dios, un ruego para poder vivir mejor, una confianza en un Padre que puede ayudarnos a vivir mejor”.
Es más, echando mano del magisterio de Juan Pablo II, les recuerda a los purpurados que “si bien hay situaciones que desde el punto de vista objetivo no son moralmente aceptables, la misma caridad pastoral nos exige no tratar sin más de ‘pecadores’”.
De esta manera, Francisco no rechaza ni prohíbe las bendiciones a los homosexuales, pero advierte de que “no es conveniente que una diócesis, una conferencia episcopal o cualquier otra estructura eclesial habiliten constantemente y de modo oficial procedimientos o ritos para todo tipo de asuntos”.
Cambios dos años y medio después
En cualquier caso, la respuesta a la ‘dubia’ sobre las bendiciones homosexuales supone un salto respecto al ‘responsum’ de la Congregación para la Doctrina de la Fe publicado en marzo de 2021 que respondía “negativamente” y sin margen para la duda a la bendición a uniones de personas del mismo sexo.
¿El argumento utilizado en aquel momento por el prefecto Luis F. Ladaria y al secretario Giacomo Morandi? La Iglesia “no bendice ni puede bendecir el pecado: bendice al hombre pecador, para que se reconozca como parte de su designio de amor y se deje cambiar por Él”. Este texto de hace dos años, en fondo y forma, difiere del nuevo documento firmado por Francisco.
¿Qué es una ‘declaración definitiva’?
En relación con las mujeres, Francisco se remite también al Papa polaco, que cerró la posibilidad de que sean sacerdotes. Sin embargo, unas líneas más adelante, sin hacer referencia explícita a la ordenación femenina, pero dentro de la misma respuesta, deja caer que todavía “no se ha desarrollado exhaustivamente una doctrina clara y autoritativa acerca de la naturaleza exacta de una ‘declaración definitiva’”.
“No es una definición dogmática, pero debe ser acatada por todos. Nadie puede contradecirla públicamente y, sin embargo, puede ser objeto de estudio, como es el caso de la validez de las ordenaciones en la Comunión Anglicana”, añade Jorge Mario Bergoglio.
