Las milicias islamistas de Nigeria se financian gracias a los secuestros

  • El último episodio se ha dado tras el rapto de tres religiosas, un seminarista y su conductor en el Estado de Imo
  • Entre julio de 2021 y junio de 2022, 3.420 personas fueron raptadas (de ellas, 2.715 fueron liberadas tras el pago de un rescate)

La situación en Nigeria no para de deteriorarse. Tanto para la sociedad en general como, dentro de ella, para los cristianos, la violencia desatada desde hace años por milicias islamistas dificulta enormemente el día a día, especialmente en el norte (donde los musulmanes son mayoría, siendo el cristianismo la religión preponderante en la zona meridional).



Con todo, el último incidente se ha dado en el Estado de Imo, al sur del país, cuando, el pasado 5 de octubre, fueron secuestrados un seminarista y tres religiosas (pertenecientes a la congregación de las Misioneras Hijas de Mater Ecclesiae). Como informa la agencia misionera Fides, los cuatro consagrados fueron detenidos junto al conductor del coche en el que iban de camino al funeral de la madre de una de las monjas. Al cierre de esta edición, no había noticias sobre ninguno de los cinco.

Se retroalimenta

Lo cierto es que el secuestro parece haberse convertido en el medio de subsistencia de los grupos armados para financiar su actividad, en una oleada de violencia y coacción que se retroalimenta. De hecho, así lo muestra una estadística reciente, que documenta cómo, entre julio de 2021 y junio de 2022, 3.420 personas fueron raptadas. De ellas, la gran mayoría, 2.715, fueron liberadas tras el pago de un rescate por sus familiares.

A nivel eclesial, este es un riesgo claro para religiosos, sacerdotes y laicos. Cuatro días antes del secuestro de las tres religiosas, el seminarista y su chófer en Imo, 25 miembros de la Iglesia Apostólica de Cristo, todos ellos integrantes del coro comunitario, fueron raptados en el Estado de Ondo mientras su autobús circulaba por una autopista.

Denuncia de ACN

En su último informe sobre ‘Libertad religiosa en el mundo’, Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) alerta de que, pese a que “Boko Haram se debilitó con la muerte de su líder, Abubakar Sheaku, en mayo de 2011, el grupo continuó con sus ataques indiscriminados”, registrando “un aumento del 57% en el número de víctimas mortales en el noroeste de Nigeria, Chad y el sudeste de Níger”.
Ahora, el mayor peligro proviene de ISWAP (Estado Islámico-Provincia de África Occidental), “una escisión de Boko Haram” que, “a diferencia del empeño por matar y saquear” de la milicia original, “aplica una forma de gobernanza sobre el territorio invadido”, imponiendo la ‘sharia’ (ley islámica).

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