Esta palabra árabe tan rara significa “acuerdo”, y es el nombre que el ministro de Asuntos Islámicos de Marruecos propuso para el Instituto Ecuménico de Teología que las Iglesias protestante y católica “acordaron” fundar en Rabat hace algo más de una década.
Fruto de la amistad entre el arzobispo católico del momento y el pastor protestante presidente de la Iglesia Evangélica en Marruecos, el Instituto nació con el objetivo de poder dotar a ambas Iglesias de agentes pastorales bien formados teológica y pastoralmente.
Cuando el Papa vino en 2019 a Rabat para visitarnos, dijo, en el más solemne de sus discursos: “Considero como un signo profético la creación del Instituto Ecuménico Al Mowafaqa, en Rabat, por una iniciativa católica y protestante, Instituto que quiere contribuir a promover tanto el ecumenismo como el diálogo con la cultura y con el islam. Esta loable iniciativa traduce la preocupación y la voluntad de los cristianos que viven en este país de construir puentes para manifestar y servir a la fraternidad humana” (29 de marzo de 2019).
Viene todo esto a colación porque este jueves 19 de octubre hemos celebrado, en Roma, los 10 años de funcionamiento de este Instituto, con sendas conferencias en el Pontificio Instituto de Estudios Árabes e Islámicos y en el Instituto Francés-Centro San Luis.
En 10 años, 350 estudiantes, de 30 nacionalidades y con unos 100 profesores, han podido beneficiarse de los servicios ofrecidos: licencia en Teología, seminario de Islamología, certificado para el diálogo entre las culturas y las religiones, máster en Religiones, sociedad y dinámicas internacionales. Todo ello con el aval del Instituto Católico de París y la Facultad Protestante de Teología de Estrasburgo.
Muchas satisfacciones
Hacer funcionar un instituto como este supone para nuestras pequeñas Iglesias un gran esfuerzo en personas y recursos materiales. Lo hemos podido hacer gracias a la solidaridad de muchas Iglesias hermanas y de instituciones y personas que creen en la labor realizada.
Las satisfacciones son muchas: consagración de varios pastores protestantes; jóvenes asistentes pastorales católicos bien formados; sacerdotes, religiosas y laicos con una experiencia vivencial y teológicamente fundada en el ecumenismo; Iglesias más encarnadas en la realidad del islam; cristianos con una mentalidad abierta hacia nuestros hermanos musulmanes; y, finalmente, una proyección hacia Europa y hacia el África subsahariana, haciendo de puente entre unos y otros.
¿No es para dar gracias a Dios?