MIÉRCOLES
Veo a Kike Figaredo. Intento malmeter sin conocimiento de causa. “Me dicen que no hablas mucho en la Asamblea sinodal”. Respuesta: “Soy más de presencia”. Vuelvo por donde venía. Bendita presencia entre los que lo han perdido todo. Entre los que hemos mutilado con la indiferencia.
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JUEVES
Conversación con Antonio Pelayo antes de irme a llorar a la llorería por cierto ombliguismo personal. Cambio de planes por su sabiduría regalada: “Decía Antonio Montero que los consagrados hacen voto de perfeccción y los periodistas, de imperfección”.
VIERNES
Primer acercamiento al informe del Defensor del Pueblo. El ojo del periodista se detiene en la búsqueda del titular. En el encubrimiento. En la falta de acceso a los archivos. Qué se yo. Redactado lo que hay que redactar, una segunda vuelta. Y ahí están. Las voces de los ignorados. La página de cada víctima, tierra sagrada. No hay fondo que compense. No lo hay.
SÁBADO
Mira que intento hacer que encajen las cuentas de la encuesta del informe Gabilondo. Pero nada. Ni haciendo filigranas puede resultar una sola de las extrapolaciones. Cada sacerdote o religioso habría abusado de diez españoles. No cuadra de ninguna de las maneras. A favor de levantar todas y cada una de las alfombras, de que no haya prescripción alguna, de que la tolerancia cero se grabe a fuego. Pero condenar a brochazos a golpe de un porcentaje, con un margen de error tal, tampoco es de recibo.
DOMINGO
Me había quedado atrapado en la primera lectura. En la acogida del migrante como mandato sagrado y no como algo accesorio que se arranca de la doctrina cuando conviene criminalizar al de fuera para agitar al de dentro. En esas estaba, cuando la homilía de Juanjo me recoloca todavía más. “Cuanto menos amor hay, más necesidad tenemos de echarnos en manos de las leyes”. Uno no es abolicionista del Código de Derecho Canónico, que hoy por hoy está salvando de no pocas desventuras. Pero recurrir a la norma para no dejarse complicar por el amor, es como creerse propietario de la Verdad con mayúscula cuando uno lo que hace es disfrazar una mentira de inusitadas dimensiones.
LUNES
“Este Papa hace cardenal hasta a un perro”. Comentario poco diplomático. Hágaselo mirar.