“Obispos y empresarios juntos frente a los desafíos de América Latina”, fue el tema del XV Simposio de la Unión Cristiana Internacional de Ejecutivos de Empresas (Uniapac por sus siglas en inglés), realizado en Brasilia, del 8 al 10 de noviembre, y en el que han participado las autoridades del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam).
- PODCAST: Reparar el daño y abrirse al cambio
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Son 35 años de encuentros – explican desde Uniapac – y en esta ocasión han decidido montarse en el autobús de la sinodalidad.
Al respecto han asegurado que “en un momento histórico del mundo marcado por un cambio de época, privilegiamos la escucha, el diálogo y el encuentro, basados en la conversación en el Espíritu, dinámica esencial de la Iglesia sinodal”.
Con ello, cierran filas con Francisco, puesto que en estas jornadas de trabajo han abordado el valor de la experiencia en la que “hemos podido escuchar, reflexionar y expresar nuestras ideas y sentimientos frente a los desafíos comunes”.
Reconstruir el tejido social
Temen que el continente de la esperanza –bautizado así por Juan Pablo II – la pobreza, la desigualdad y la violencia ganen la carrera, por ello se han comprometido a “renovar el esfuerzo para poner a las personas en el centro de las actividades de la empresa, garantizando condiciones de trabajo y de vida dignas para los empleados y sus familias”.
Inspirados en los principios del pensamiento social cristiano “en busca del bien común y la reconstrucción del tejido social”, han dejado bien claro que “las empresas son esenciales para lograr el desarrollo y el bienestar de las personas y de la sociedad”.
Así zanjan la cuestión ideológica que desde hace años gobiernos populistas han instalado en algunos países en mostrar a los empresarios como “enemigos del pueblo”, de allí, que otro de sus compromisos será “fomentar la formación en ética empresarial y participación política cívica para luchar contra la corrupción y promover la justicia”.
Por ahora junto con los obispos del Celam han propuesto “crear talleres y programas de capacitación, basados en las enseñanzas del Pensamiento Social Cristiano, que refuercen la ética empresarial”.
Relaciones de confianza
Los empresarios también han identificado desafíos a superar para lograr los anhelados “caminos de paz, crear y distribuir riqueza y fortalecer las instituciones de nuestros países”.
En primer lugar, superar el relativismo que “alimenta el individualismo y el consumismo, generando una crisis de valores” como también “las diferencias sociales e intergeneracionales que dificultan las relaciones y la toma de decisiones”.
Además es imperativo “fortalecer y profundizar las relaciones de confianza entre las empresas y las instituciones eclesiásticas”, que permita “una mayor participación de los empresarios en la vida de la Iglesia, aportando sus conocimientos y experiencias en diferentes ámbitos”.
“Unidos por los valores del pensamiento social cristiano, reafirmamos nuestro compromiso de establecer una agenda de acciones concretas para el bien común, la justicia social y la paz, trabajando juntos”, finalizaron.
Foto: Uniapac