Tribuna

Cinco consejos vicencianos para no apartar el rostro del pobre en esta VII Jornada Mundial de los Pobres

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Hoy, 19 de noviembre, la Jornada Mundial de los Pobres nos invita a mirar de cerca las heridas de la humanidad, recordándonos la urgencia de atender a los más desfavorecidos. En esta ocasión, bajo el lema ‘No apartes tu rostro del pobre’ (Tb 4,7), la jornada nos desafía a profundizar en nuestro compromiso compasivo y recordar la importancia de actuar de manera tangible.



Un llamado a la acción que resuena, especialmente, bajo la figura del papa Francisco, que impulsó esta jornada como una expresión concreta de la misericordia del Padre y un compromiso central de la Iglesia: “El interés por los pobres no se agota en limosnas apresuradas; exige restablecer las justas relaciones interpersonales que han sido afectadas por la pobreza. De ese modo, ‘no apartar el rostro del pobre’ conduce a obtener los beneficios de la misericordia, de la caridad que da sentido y valor a toda la vida cristiana”.

En el corazón de esta misión compasiva, además del Papa, se encuentra la Congregación de la Misión, fundada por San Vicente de Paúl hace cuatro siglos. Desde la Congregación nos dedicamos a la evangelización y al servicio de los pobres desde hace casi 400 años, haciendo un trabajo cotidiano y continuo en todo el mundo para aliviar las penurias de los menos afortunados.

Siguiendo el pensamiento promulgado por San Vicente os dejo cinco consejos prácticos, inspirados en su comprensión de la pobreza al servicio de la misión. Se trata de consejos que todos podemos llevar a cabo independientemente de la vida que llevemos. El cambio que buscamos comienza en nosotros mismos:

1. Adoptar un estilo de vida sencillo

Eliminar lo superficial y enfocarse en lo esencial para poder compartir nuestros recursos siempre que sea posible. Simplificar lo propio permite centrarse en un modo de vida sencillo y orientado al servicio de los demás.

“Si tenemos algunos bienes, no tenemos el uso de ellos, y en esto somos semejantes a Jesucristo, que, teniéndolo todo, no tenía nada; era el dueño y señor de todo el mundo y el que hizo todos los bienes, pero quiso privarse de su uso por nuestro amor; aunque era el señor de todo el mundo, se hizo el más pobre de todos los hombres, y tuvo menos que los mismos animales”. (San Vicente de Paúl, Conferencias 1632/1659, p.139).

2. Comprometernos con la solidaridad y el servicio

Participar activamente en obras de caridad y contribuir al bienestar de la comunidad. Es este compromiso con la solidaridad y las acciones frente a los menos afortunados lo que el espíritu vicenciano que ayuda a los necesitados.

“Bien, padres, ¿qué significa esto sino exponer la vida en servicio del prójimo, que es el acto más grande de amor que se le puede ofrecer a Dios, como dijo él mismo: ‘No hay mayor amor que dar la vida por el amigo’? 8. ¡Quiera Dios, padres y hermanos míos, concedernos a todos esta misma disposición!” (San Vicente de Paúl, Conferencias 1632/1659, p.254).

San Vicente de Paúl

3. Ser pobres con los pobres

Experimentar la falta de algún recurso, especialmente, en relación con la comida y las comodidades materiales nos permite conectar más profundamente con la realidad de aquellos a quienes queremos ayudar.

“La pobreza es una renuncia voluntaria a todos los bienes de la tierra por amor de Dios, y para servirlo mejor y cuidar de nuestra salvación; es una renuncia, un desprendimiento, un abandono, una abnegación”. (San Vicente de Paúl, Conferencias 1632/1659, p.156).

4. Dar como premisa

Buscar activamente oportunidades para compartir lo que tenemos con aquellos que lo necesitan. No es solo gestionar de forma sobria y responsable nuestros bienes, sino también abrazar la práctica activa del compartir y dar.

“¿Qué será de nosotros si nos apegamos a los bienes de la tierra? ¿Y qué llegaremos a ser, siguiendo el ejemplo de la pobreza del Hijo de Dios? ¡Que los que tengan bienes, no deseen usarlos, si han renunciado a ellos! ¡Y que los que no tengan, no quieran tenerlos”. (San Vicente de Paúl, Conferencias 1632/1659, p.39).

Infografía Paúles Jornada Mundial de los Pobres

5. Vivir la pobreza desde el corazón

San Vicente nos anima a esforzarnos por imitar la pobreza y buscar siempre ser pobre de espíritu y de hecho, como individuo y en comunidad. De esta forma seremos libres de todo lo que puede quitarnos la disponibilidad, la cercanía a los pobres, los maestros necesitados, de los que tendremos que aprender continuamente.

“No solo hay que renunciar externamente a todos los bienes; es preciso que esa renuncia sea interior, que parta del corazón. Renunciar externamente a los bienes, conservando el deseo de tenerlos, es no hacer nada, es burlarse y quedarse con lo mejor”. (San Vicente de Paúl, Conferencias 1632/1659, p.156).


*Director de la Oficina de Comunicación de la Congregación de la Misión de San Vicente de Paúl.